El próximo 5 de marzo se celebrará en el Círculo Ecuestre un acto de reconocimiento del que fuera presidente de SEAT, Luca de Meo. No es un acto folclórico como algunos pueden pensar porque Luca de Meo asumirá la presidencia de Renault, convirtiéndose de facto en una figura clave en la definición del futuro de la planta barcelonesa de Nissan

La situación de la alianza Renault y Nissan, con Mitsubishi de tercero en discordia, no atraviesa su mejor momento. La caída de Carlos Ghosn, con fuga de película incluida, ha dejado tocada esta alianza porque Ghosn fue su urdidor veinte años atrás. Si hacemos caso de lo publicado por Financial Times, Nissan habría estudiado, en secreto, un plan de contingencia ante una posible ruptura. En este contexto, la dirección de Renault seguía apostando por la cooperación. Luca de Meo se convierte en pieza clave sobre el futuro porque decidirá si sigue en esta línea o cambia la estrategia. 

El culebrón ha tenido nuevos ingredientes en los últimos días que hacen temer lo peor. Los nuevos directivos de Nissan en Japón ponen en duda su presencia en Europa. Para colmo, el coronavirus ha paralizado la producción en el país nipón por la falta de suministros de China. Y la guinda, la planta de la Zona Franca dejará de fabricar la “pick-up” X Class de Mercedes a partir de mayo. La sombra del cierre se cierne y de qué manera, dejando al pairo a 2500 empleos directos y casi 25.000 indirectos, sumando a este descalabro las plantas de Ávila y Cantabria. 

La reacción de las instituciones ha sido la correcta. Reyes Maroto y Àngels Chacón, responsables de los gobiernos de España y Cataluña, han cerrado filas para intentar buscar una solución, marcando un punto de inflexión, real esta vez, en la actuación del gobierno catalán que sale del monotema para enfrentarse a la realidad. Ada Colau y Jaume Collboni no se han quedado atrás y salvar al soldado Nissan Zona Franca se ha convertido en una prioridad para Barcelona con Luca de Meo reencarnado en el capitán John Muller. De Meo se ha convertido en la esperanza blanca porque no se trata de definir los planes de una planta del grupo, sino que el qué pasará con un grupo internacional que hace aguas y tiene un manifiesto, sonoro y conocido, enfrentamiento interno. 

Por eso, no es baladí el acto del próximo día 5 en Barcelona. El empresariado catalán, liderado por Josep Sánchez Llibre, lo tiene claro. Por eso, en la visita que Pedro Sánchez realizó a Barcelona, Nissan estuvo presente en Foment, pero también los sindicatos UGT y CCOO pidieron ayuda al gobierno central. Sánchez Llibre puso sobre la mesa el problema y el presidente Sánchez fue consciente. De hecho, Pedro Sánchez abrirá una ronda de conversaciones con todos las empresas del sector en los próximos días. El primero que acudirá a Moncloa será el propio De Meo, pero el Gobierno hablará con todos porque España se juega mucho. La transición de las empresas de automoción es una evidencia y la potencia española hay que garantizarla porque estamos ante una gran reconversión industrial, la que pasará del coche tradicional a los coches eléctricos. 

Galicia, Valencia, Aragón, Castilla y León, Navarra y Cataluña se juegan en esta partida de ajedrez su futuro económico. En Barcelona, con un punto añadido. A esta gran reconversión del sector, lleno de intereses territoriales, se une la guerra cainita en Nissan-Renault en la que se dirime si continúa la alianza o se consuma la ruptura. Por eso, todas las miradas se dirigen a Luca de Meo.