El pregón de la Mercè de este año le ha caído a Manuela Carmena, hasta hace dos días alcaldesa de Madrid, y los indepes ya han puesto el grito en el cielo y exigen un cambio inmediato en la designación. Y todo por decir cosas que a algunos nos parecen tan evidentes como que el prusés ha contribuido al lamentable auge de Vox o que los políticos presos se han ganado a pulso la triste situación en que se encuentran por su mala cabeza. Lo próximo será cabrearse con el primero que diga que la Tierra es redonda.

La única manera de hacer felices a los procesistas para la Mercè sería encargarle el pregón cada año a Toni Albà, Payaso Oficial del Régimen, pero, de momento, éste debe conformarse con unas performances alternativas de dudoso gusto que hacen las delicias del populacho soberanista. Todo sería más fácil si Ada Colau dejara de practicar sus equilibrismos entre progresistas y procesistas y tomara partido de una vez por unos o por otros. Si optara por los primeros nos caería un progre cada año por la Mercè, y si lo hiciera por los segundos, pues a jorobarse y a aguantar las gracias de Toni Albà cada mes de septiembre. El problema es que nuestra querida Ada quiere una cosa y la contraria. Se pasa la vida haciéndoles la pelota a los secesionistas -sin conseguir nada a cambio, pues el sambenito de españolaza no se lo retiran nunca-, pero quiere mantener bien limpia su aura progresista. Poco se puede esperar en este sentido de alguien que dice no ser independentista, pero que, cuando se le presenta la ocasión, aunque sea ilegal, vota a favor de la independencia.

El pregón de Carmena resulta pertinente por varios motivos. Solidaridad inter progre: el PP le ha arrebatado la alcaldía de la capital del reino y se ha intentado cargar Madrid Central, una iniciativa inteligente para intentar frenar la contaminación en la ciudad. Solidaridad entre las dos ciudades más importantes de España: mostrar que ambas van de la mano -o lo intentan- a la hora de aplicar políticas de izquierdas. Solidaridad entre las hembras de la especie: mensaje feminista nada subliminal acerca de la política hecha por mujeres. Y también, de paso, un cierto reconocimiento por parte de Colau de que su homóloga madrileña ha hecho las cosas bastante mejor que ella.

Evidentemente, todo eso les importa un rábano a los indepes, quienes solo admiten que se les dé la razón en todo. Así pues, es de temer que se repita el penoso espectáculo de hace unos años, cuando el pregón le cayó a la escritora Elvira Lindo, que fue abucheada de lo ídem, hasta el punto de que la pobre Lindurri se volvió a Madrid con un mal cuerpo y un mal café descomunales. Con Javier Pérez Andújar ya hubo problemas: que si el pregón estaba en castellano, que si el hombre se había reído con ganas de los independentistas…Es de temer que también los haya con Manuela Carmena, y alguien va a tener que hacer callar a las masas vociferantes. Ya saben a quién me refiero, ¿no? Esta vez habrá que mojarse y acabar con la equidistancia, querida Ada. Y tranquila, que de los posibles porrazos ya se encargarán los sociatas.