Otra victoria de Ada Colau. Barcelona ya es la ciudad con más robos de toda España, según las últimas estadísticas de criminalidad. Casi 3.000 asaltos con violencia e intimidación. Más de 1.000 robos con fuerza en domicilios. Y un aumento del más del 50% durante el primer trimestre de este año. Muy por delante de Madrid, Colau vence a su homónima Isabel Díaz Ayuso, que en los cuentos de la comunada es la Reina Malvada que odia a la buenísima Adanieves. Desde que pertenece al club de las “nuevas políticas” que congrega Yolanda Díaz, la alcaldesa de Barcelona, imputada por presunta prevaricación, fraude en la contratación, malversación de caudales públicos, tráfico de influencias y negociaciones prohibidas, está que suda felicidad. Porque en este selecto grupo de damas de beneficencia también están la imputada Mónica Oltra de Valencia por presunto encubrimiento de abusos sexuales de su exmarido a una menor, y Mónica García, investigada por presunta financiación ilegal de Más Madrid. Sólo la valenciana se ha visto obligada a dimitir por violar sus propios códigos éticos y bailar sobre ellos.

En esta cofradía de presuntas malhechoras, Colau lidera la cifra de presuntos delitos. Además, les aporta su experiencia en promocionar a más presuntos maleantes como el engendro de cantante Cecilio G, célebre por sus presuntos acoso a una menor, atentados a la autoridad y horrendos tatuajes. Prueba de su complicidad es la fotografía de la mirada embelesada de la alcaldesa al sujeto con reconocidos y alarmantes problemas mentales. Colau también tuvo que ver en la quema de Barcelona que intentaron los fans del rapero Pablo Hasel. Y no constan palabras suyas de condena a gentes de malvivir y cantar como Valtonyc de Waterloo, o el violento rapero Morad de L’Hospitalet, detenido en repetidas ocasiones por diversos altercados y delitos. Este cuarteto de perlas negras proviene de las mismas alcantarillas de marginales y antisistema que Colau, y le regalan sus perniciosos ruidos y ripios en espera de discos de oro y platino municipales.

Plagiadora y saqueadora de ideas y propiedades intelectuales ajenas como es, la Faraona de la Ciudad Condal se apropia ahora de jardines, parques y patios de escuelas y los llama “refugios climáticos” contra las olas de calor. Algunos existen desde antes de su nacimiento, pero lo suyo es cambiar y falsificar el nombre de las cosas y presentar la sopa de ajo como novísima cocina de vanguardia. Como siempre, con una mano hace cosas de verde sucio y descuidado, y con la otra multa y retira un pequeño limonero de la puerta de una vecina de Sarrià. Propio de su doble caradura de mentir, predica huertos urbanos, maceteros en los balcones, verdulerías en los tejados, naranjos para mermeladas en Sant Andreu y otras memeces. Pero prohíbe y sanciona toda iniciativa individual en barrios que nunca la han votado ni votarán. Visto el escándalo, pasa el caso del limón envenenado a su concejala Janet Sanz, ejemplo de glamur autoritario, que oficia de inquisidora y represora de vecinas que intentan embellecer la ciudad y verduga de limoneros sin papeles.

El resumen de todo ello y de cosas peores, se condensa en la frase de Gonzalo Baratech cuando retrata a Ada Colau: “Cuyo currículo profesional y bagaje intelectual caben en el papelito necesario para liar un cigarrillo”. Y le viene grande.