La economía, ¿es una ciencia? La pregunta no es baladí y podría extenderse a la mayoría de las ciencias sociales. El debate sobre lo que es ciencia y lo que no es apasionante, pero no vamos a entrar en este asunto, no de lleno. Quizá, acaso, marginalmente.

En diciembre de 2003 se celebró el Congreso de Astrología de Barcelona, que seguro que no es ciencia, anunciándose como III Fórum Europeo sobre Astrología y Sociedad. Una de las ponencias más celebradas de esa reunión de pirados fue una ponencia titulada «Auge y caída del Estado del Bienestar: El sextil Neptuno-Plutón (1929–2052)». Lo que dice este artículo no es nada nuevo bajo el sol. Un lector del «Financial Times» sabe, desde 1975 y desde el auge del neoliberalismo, que el Estado del Bienestar está en crisis, y más que estará, pero que la culpa de todo la tenga Urano metiéndose en la casa de Aries tiene un puntito ridículo, ¿no creen? No cuela.

Suscriben el texto que digo dos autores. Uno, Inma Fernández, había estudiado Ciencias Empresariales y se gana la vida como «astróloga profesional» desde 1988, tal como reza su currículum (https://carta-natal.es/astrologos/inma-fernandez.php). El otro les sonará: Santiago Niño Becerra, catedrático de Estructura Económica y también profesor en la Facultad de Economía IQS Instituto Químico de Sarrià de la Universidad Ramon Llull de Barcelona. No es broma.

El agorero Niño Becerra cree, o dice creer, o creía entonces, que la culpa de todo la tiene Neptuno por andar de picos pardos donde no debe. Pueden encontrar el texto en este enlace (https://astrologiaexperimental.com/2013/12/17/astrologia-mundial-y-crisis-economica-el-trabajo-de-inma-fernandez-y-santiago-nino-becerra/#more-5084). No es el único que publicó sobre este asunto. Entre 1999 y 2006, Inma y Santiago publican lo menos cinco extensos artículos como «La realidad astrológica del sistema capitalista» (http://circuloatenea.blogspot.com/2008/07/el-gran-crash-2011.html) o «Las Grandes Crisis Socioeconómicas de la Era Piscis» (2006). Inma no vuelve a publicar con Santiago, que yo sepa, pero sigue a vueltas con la astrología económica, o economía astrológica, o astroeconomía, o lo que sea, hasta 2015 y probablemente más allá.

Santiago también siguió activo en este campo de paparruchas un tiempo más. En octubre de 2012 fue ponente en el Congreso del Saber, Sabiens 2012, en Andorra, como nos recuerda la hemeroteca. Así, entre extraterrestres ancestrales, sanaciones energéticas, personajes que hablan con «una presencia inteligente de la constelación de Orión», cosas «cuánticas» y chacras chachis, pudo ilustrarnos sobre la que nos va a caer encima, su especialidad, porque el tremebundismo vende que no veas.

Hace ya tiempo que procura no dejarse ver con los astrólogos porque ahora cultiva la figura de un economista con barba a lo Abraham Lincoln, que le da más enjundia y apariencia de sabio. La barba no hace al filósofo, decían antaño, pero crea un personaje. Ejerce de predicador de catástrofes y milita en el neoliberalismo. «Hay que recortar las pagas extras y las pensiones», afirma muy a menudo. «Si España quiere ganar competitividad, hay que bajar los salarios», subraya día sí, día también. «El Estado sólo tendría que invertir en Cataluña y el País Vasco, porque invertir en otra parte es tirar el dinero», señaló un día en «can Cuní». La última, sostener que debe suprimirse el IRPF y confiarlo todo al IVA. Que ricos y pobres paguen lo mismo, vamos.

Animado por los procesistas, a los que ilumina de vez en cuando, había predicho la independencia económica de Cataluña en 2018, cosa que no sucedió «porque no había tenido en cuenta todos los factores». Vale. Declaró hace un par de meses en RAC1 que «España quiere a Cataluña por simple interés. España es un lastre económico para Cataluña». En el «ABC», sin embargo, había dicho que «la independencia de Cataluña no tiene ningún sentido económico». Defender una cosa y la contraria supongo que tendrá que ver con la posición de Venus en conjunción con Júpiter en la casa de Escorpión o con quien paga en ese momento. ¡Lo que tiene uno que hacer para vender libros!

Miren ustedes, la aparición de cantamañanas y otras especies en televisión es algo malo para la ilustración del personal, pero, si me apuran, forma parte del espectáculo. En algunos casos, de la política convertida en telebasura, añadiría con tristeza. Pero que un cantamañanas de semejante calibre sea profesor universitario me deja perplejo.

Así nos va.