Una juez ha decretado internamiento en régimen cerrado de dos de los menores que violaron en grupo a una niña en Badalona. Se les imputan seis agresiones sexuales. Meses después hubo otras tres agresiones sexuales a menores en el mismo lugar. ¿Quién puede matar a un niño? (1976) es el inquietante título de una película de terror de Chicho Ibáñez Serrador. Basada en la novela El juego de los niños, de Juan José Plans, se rodó en Ciruelos, Almuñécar, Menorca y Sitges. Unos niños matan a todos los adultos de una isla, dos turistas logran huir de ellos, dando respuesta a la pregunta del título. Finalmente, los críos desembarcan en una playa de la península y… no hubo segunda parte de aquella obra maestra.

¿Qué tiene que ver con los menores violadores de Badalona? Contesta el novelista barcelonés Tom Hill: “No nos atrevemos a pensar que existe la maldad infantil”. Su novela, Tigres de cristal, se inspira en la historia real de dos ingleses de diez años que secuestraron, torturaron y asesinaron a otro niño a fines del siglo pasado. Hill sigue la senda literaria de Giorgio Scerbanenco en su obra Muerte en la escuela (1980). Una maestra es brutalmente violada y asesinada. Había once niños en el aula del crimen, pero su ley del silencio desconcierta a la policía. Ante casos reales semejantes, vuelve el debate sobre la existencia de niños psicópatas. Como no se les puede llamar asesinos, presentan un Trastorno Antisocial de la Personalidad (TAP), según la psiquiatría políticamente correcta. Los psiquiatras clásicos advierten de que “un niño con posibles rasgos psicopáticos puede presentar tres síntomas, que son...” En nombre de la presunción de inocencia y para evitar sombras de sospechas, más vale no mentarlos.

Entre debates morales, legales y científicos, planean dudas sobre la inocencia y la impunidad de los menores. Algunos ejemplos polémicos. En 1994, el parricida de Benijófar asesina a sus padres, no muestra dolor en el funeral y bromea con sus compañeros de clase. Condenado a tres años en un centro de menores, de adulto intenta participar en un reality de televisión. El año 2000, dos chicas asesinan a una compañera de clase en Cádiz. Nueve años después, una de ellas es profesora en Oxford. Año siguiente: tres menores con antecedentes secuestran, violan y queman viva en Madrid a una joven discapacitada. El mayor de edad es condenado a 64 años de prisión. Sus cómplices menores a ocho de internamiento y cinco de libertad vigilada. Uno se convierte en delincuente habitual. En 2017, el futbolista Ibon Urrengoetxea es asesinado a patadas en Amorebieta. Un acusado no cumple ninguna pena porque tiene 13 años y es inimputable.

En 1998, dos jóvenes de 16 años violan, apuñalan y aplastan la cabeza a un niño de once en un olivar de Jaén. Los autores pasan cinco años internados. Uno no ha dejado de delinquir desde que quedó libre. El año pasado, más de 500 menores fueron condenados por delitos sexuales. ¿Qué será de ellos y de los violadores de Badalona? No se sabe. Depende de la maldad.