Un caballo al lado de una furgoneta de la Guardia Urbana

Un caballo al lado de una furgoneta de la Guardia Urbana

El pulso de la ciudad

El fiasco de la Urbana: una furgoneta en la que sólo cabe… un caballo y medio

Los técnicos municipales habilitan un concurso y se equivocan en las medidas de un vehículo

3 noviembre, 2019 00:00

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La Unidad de Investigación y Prevención de la Accidentabilidad (UIPA) de la Guardia Urbana tiene un serio problema. Tanto que los representantes de los trabajadores estudian pedir las posibles responsabilidades en las que se está incurriendo por culpa de la desidia de los altos mandos, sean políticos o administrativos. La última aventura ocurrida en ella no tiene desperdicio y, más que una cruda realidad barcelonesa parece un gag de una película de los hermanos Marx.

En el año 2017, se decidió hacer una licitación para comprar una furgoneta en la que trasladar a los caballos de la unidad, en vez de tener que desplazar los molestos remolques cada vez que había que desplazarlos para trabajar o entrenar. Así, el cuerpo de la policía local barcelonesa se hizo con una Fiat Ducato por valor de 72.479 euros, especialmente acondicionada para que cupiesen en la misma dos animales.

Todo hubiese ido bien si no fuese por dos motivos fundamentales. “El primero es que el peso del vehículo, de 3.500 kilos, hace que para conducirlo sea necesario un permiso de circulación de clase C y no el B, que suele ser el normal. Y ninguno de los miembros de la unidad tiene esa clase de permiso”, explica a Metrópoli Abierta Jaime Berdonces, secretario de la asesoría jurídica de CCOO.

ENCERRADA EN LA ZONA FRANCA

El dirigente sindical subraya que “en la Guardia Urbana no hay la obligación de tener otros permisos que no sea el de la clase B, es decir, el normal, por lo que nadie puede conducir ahora el vehículo y desde la cúpula se ha ordenado que debe estar encerrado en un almacén en la Zona Franca”. En otras palabras: se compró un coche que no puede tener conductor y ahora no se sabe qué hacer con él y ahora descansa en la planta baja del párking circular de las dependencias de Zona Franca.

Ese primer escollo, no obstante, se queda pequeño en relación con el segundo: en la licitación se exigía que tuviese una carga mínima de 850 kilos. Se da la circunstancia de que cada caballo de competición pesa, como mínimo, 450 kilos, por lo que esos 850 kilos ya se quedaban cortos. Lo malo es que la tara del vehículo, más el peso de los ocupantes más el de los caballos… supera los 3.500 kilos de peso máximo de la furgoneta.

NO CABEN DOS ANIMALES

“Si el peso máximo fuese superior, no habría problema, pero nadie tuvo en cuenta ese detalle, por lo que no se pueden cargar dos animales a la vez”, denuncia Berdonces. En otras palabras: que si hubiese que llevar a los caballos a Collserola, la furgoneta, en caso de que tuviese conductor, tendría que realizar el doble de viajes. Una nota de CCOO critica la poca previsión de los responsables municipales con este tema. “Una simple operación matemática delata el desastroso resultado”, explica el texto, al relatar que el peso total que debe arrastrar la furgoneta supera el máximo autorizado.

“Se supone que el fabricante hizo el vehículo a medida y con las especificaciones incluidas en los pliegos de la licitación, por lo que el error se puede deber a que las condiciones incluidas en ese pliego no incluían la previsión de que el peso de los caballos supera el límite de 850 kilos. Debería haberse especificado que el peso de los animales es de, como mínimo 900 kilos, para que el fabricante lo tuviese en cuenta”, señala el dirigente de CCOO.

UNA FLOTA MUY ANTIGUA

No es el único problema que tiene esta unidad: la flota de vehículos de que dispone es muy antigua. Se trata de coches con mucha antigüedad y con muchos kilómetros. En los seis primeros meses de este año, los vehículos pasaron por el taller una media de cinco o seis veces, con el consiguiente gasto en reparaciones. Algunos una decena de veces y otros sólo una o dos. Pero la media del kilometraje que llevan en sus motores sobrepasa los 260.000 kilómetros.

“Son vehículos que se utilizan ininterrumpidamente en los tres turnos, que pasan por muchas manos y cuya utilidad es de 24 horas al día. De ahí que estén en mal estado”, se queja Berdonces. Se espera que haya una licitación para cambiarlos, pero no llegará antes de un año, por lo que hasta que se abra concurso, se adjudique el mismo y se entreguen pueden pasar otros dos años, durante los cuales los miembros de la UIPA tendrán que conformarse con ellos y con visitar asiduamente el taller.

En cambio, la gerencia de recursos del Ayuntamiento, que se encarga de la reposición de los coches para la alcaldesa y los concejales ha abierto ya otro nuevo concurso para renovar los vehículos del renting de la cúpula política municipal. Son 18 o 20 vehículos que tienen menos de cuatro años de antigüedad y en los que se gastarán más de 744.000 euros. “Todo ello, sin olvidar que el Ayuntamiento sigue teniendo en propiedad un turismo Audi A 6 al servicio de la alcaldesa”, dice el comunicado de CCOO.

Al margen de la flota de coches a renovar, la incógnita ahora es qué hacer con la furgoneta para trasladar animales. Porque o bien el Ayuntamiento se deshace de ella vendiéndola o los responsables municipales determinan cómo llevar en la misma a un caballo y medio. Porque dos no caben, claro.