Barcelona afronta la reforma de la plaza del Canòdrom tras 16 años de espera

Más vale tarde que nunca. Tras 16 años de espera (cuando empezó la reivindicación vecinal), el Ayuntamiento de Barcelona iniciará a finales de 2022 la reforma de la plaza del Canòdrom, en el barrio de El Congrés i els Indians, confirman fuentes municipales. La remodelación acaba de salir a licitación por 3,1 millones de euros, IVA incluido [ver aquí la oferta pública].

Barcelona de Infraestructuras Municipales (Bimsa), la empresa municipal que gestiona la mayoría de las obras municipales de Barcelona, sacó el proyecto a subasta el 29 de julio y las compañías interesadas pueden presentar sus ofertas hasta el 14 de septiembre. La duración del contrato será de 11 meses, es decir que la remodelación debería ser una realidad durante el último tramo de 2023.

JUNTO A LA MERIDIANA

La reforma de la plaza del Canòdrom, situada muy cerca de la Meridiana, en el distrito de Sant Andreu, prevé una ágora para actos al aire libre, un zona para perros, juegos infantiles para diferentes edades y plantaciones de árboles que garanticen áreas de sombra. Además, en todo el ámbito y en los distintos caminos se colocarán sillas, bancos y mobiliario urbano.

La reurbanización de la plaza del Canòdrom supondrá una renovación total del espacio, que pasará inicialmente por la demolición de los pavimentos existentes, rejas de drenaje, muretes delimitadores, y el desmontaje y la retirada de las luces, señales verticales y mobiliario urbano actual, explicó el Ayuntamiento el pasado mes de mayo [ver aquí la nota de prensa].

El Canòdrom de la Meridiana / MA

CONSERVACIÓN DE LA PISTA DE GALGOS

Con posterioridad se iniciará la construcción de la superficie ajardinada de 2.245,5 m2, la nueva zona para perros de 450 m2, la ampliación del espacio de juegos infantiles (con propuestas para menores de hasta 12 años), la plantación de más arbolado (con la inclusión de praderas y plantas aromáticas), la incorporación de un escenario para actos públicos y cine al aire libre, una zona libre de juegos, una canasta y la habilitación de tres entradas que garantizarán la accesibilidad a la plaza desde las calles perimetrales. También está prevista la conservación de la histórica pista de galgos, aunque de menores dimensiones que la actual.

Como reconoce el propio Ayuntamiento de Barcelona, la reivindicación vecinal para recuperar la plaza del Canòdrom se remonta a 2006 y han tenido que pasar cuatro mandatos municipales enteros, es decir 16 años, para que se inicien los trabajos. Desde 2017 hasta la actualidad, la presidenta de la asociación de vecinos, Belén Ayúcar, ha expresado en distintas ocasiones en Metrópoli la necesidad de comenzar las obras cuanto antes. Por el momento, el espacio es un desierto y un gran pipicán al aire libre.   

DESCARTADA UNA GRAN PISTA DE PATINAJE

Este medio ya informó que el gobierno de Ada Colau descartó en 2017 la propuesta del PSC de instalar en la plaza una gran pista de patinaje para los World Roller Games, que se celebraron en Barcelona en 2019, y después de los mundiales ubicar allí a entidades deportivas de patinaje de la ciudad. La propuesta nunca acabó de convencer a los vecinos que temían que la plaza se llenaría de gente que haría un uso masivo de la pista. 

Carreras de galgos en el antiguo Canòdrom / AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

ABRIÓ EN 1964

El equipamiento abrió sus puertas en 1964 para acoger carreras de galgos. La zona fue construida por los arquitectos Antoni Bonet y Josep Puig entre los años 1961 y 1963. El Canòdrom dejó de funcionar en 2006. Edificio singular, forma parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad que surgió después de la guerra. Es el único inmueble con una estructura metálica que ha sobrevivido a esos años. Destaca por la forma de parábola de la cubierta y el conjunto de gradas y terraza.

El edificio funciona en la actualidad como un ateneo de innovación digital y democrática. El proyecto de contenidos ya suscitó hace unos dos años las críticas de los partidos de la oposición. El concejal del PP, Óscar Ramírez, temía que el Canòdrom se convirtiera en "un nuevo laboratorio ideológico de Colau y los comunes”.