El plástico encoge el tamaño de los penes según la ciencia

El plástico encoge el tamaño de los penes según la ciencia

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El plástico encoge el tamaño de los penes según la ciencia

No se trata de un defecto genético, sino de un grave problema ambiental

2 agosto, 2018 17:24

Lo de que el tamaño no importa no se lo cree nadie, asumámoslo. Importa, hay que admitirlo. Lo que nadie sabía (hasta ahora) es que los penes del mundo –¡atentos, señores!– se están encogiendo. Así lo han demostrado dos científicos australianos, Andrew Pask y Mark Green, que han presentado un interesante estudio en la Universidad de Melbourne.

Tal como indica su teoría, los animales y los humanos que están expuestos a químicos provenientes de plásticos presentan la condición hipospadia, un defecto de nacimiento en el pene que puede producir problemas de funcionalidad y también encogerlo. Así, no se trata solo de un tema estético, sino también funcional: una de las consecuencias podría ser la infertilidad. No se trata de un defecto genético, sino de un grave problema ambiental.

La condición afecta la uretra y hace que esta salga hacia el exterior no en la punta del pene sino en el escroto o en el tallo del pene, causando graves problemas. Después de experimentar con ratones han descubierto que ellos desarrollan esta condición específica si beben atrazine, un químico que se encuentra en el plástico. El daño se acentúa con las siguientes generaciones. Fuera del laboratorio, en la vida real, el ser humano está expuesto a esto desde 1950, así que la teoría podría dar en el clavo.

LOS NIVELES SE HAN DUPLICADO

Uno de los hallazgos, tras una exhaustiva investigación, es que los niveles de hipospadia se han duplicado entre los años 1980 y 2000. Sin embargo, dicen que por pudor o por vergüenza es un tema que se ha ido tapando y nunca ha salido a debate público. Hasta ahora se sabía que algunos plásticos tienen químicos que perturban el sistema endocrino y actúan como hormonas sexuales.

Otros científicos más escépticos creen que no hay comprobaciones suficientes en humanos como para hacer tal afirmación. El caso está sobre la mesa y la Organización Mundial de la Salud y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente han declarado que los disruptores endocrinos son una amenaza global para las personas y el planeta.