Una de las playas de la Barceloneta en la que tuvo lugar la violación por sumisión química de Alba / EUROPA PRESS

Una de las playas de la Barceloneta en la que tuvo lugar la violación por sumisión química de Alba / EUROPA PRESS

Sucesos

La víctima de una violación por sumisión química en la Barceloneta explica su desgarrador testimonio

La joven, que se despertó semidesnuda en la playa, relata el trance que vive debido a la demora administrativa y judicial

11 abril, 2022 22:08

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Alba (nombre ficticio) se despertó el pasado mes de octubre de madrugada en una playa de la Barceloneta desnuda de piernas para abajo. Todavía no lo sabía, pero había sido víctima de una violación por sumisión química. Había salido de fiesta por un local del litoral con unos amigos, pero de repente dejó de tener conciencia de los hechos hasta el momento en el que se levantó completamente aturdida. 

Así lo ha explicado durante una entrevista al programa No ho sé de RAC1. Durante la charla con la periodista Agnès Marqués ha contado qué le pasó y cómo fue el proceso de denuncia. 

Paseo de la Barceloneta en una imagen de recurso / ARCHIVO

Paseo de la Barceloneta en una imagen de recurso / ARCHIVO

"QUERÍA LLEGAR A UN SITIO SEGURO"

Lo último que recuerda esta joven de 30 años es de estar en un pasillo del club sobre las 03.00 horas de la madrugada. Había salido de fiesta con amigos a raíz de la reapertura del ocio nocturno y, lo que pretendía ser una noche de diversión, se convirtió en una pesadila. Se despertó tirada en la arena de la playa y sin la parte de debajo de la ropa puesta. "Cuando me desperté vi que había dos chicos que estaban detrás mío. Me dijeron que me fuese con ellos a su casa, que podían ayudar. Pero me dio desconfianza y me fui. No sé si fueron las personas que habían abusado de mí", ha explicado la víctima. 

El primer instinto de Alba fue el de ir corriendo hacia el local en el que había estado de fiesta. "Empecé a vivir una película, no era consciente de lo que me ocurría", relata la joven que había perdido su teléfono, su móvil y la cartera esa misma noche. Tras preguntar por su bolso, cogió un taxi que la llevó hasta la comisaría de la Barceloneta, que estaba cerrada. Al ver que no la podían atender, se armó de valor y cogió otro taxi hacia la casa de su mejor amiga: "solo quería llegar a un sitio seguro", dice. 

TODO TIPO DE HERIDAS FÍSICAS

La joven relata que aquel día fue "una marioneta": "Me llevaron a un par de comisaría y después al Hospital Clínic", "Conté la historia como si no fuese mía. Hasta que no comencé a ir a la psicóloga no me di cuenta de que me había pasado a mí", detalla. 

En una de las comisarías la inspectora tomó nota de las heridas que Alba tenía por todo el cuerpo: mordiscos en el pecho, moratones en la mandíbula, golpes y un arañazo en la espalda. En el hospital le dieron un bote de muestra de orina y Alba se sorprendió al no encontrar el tampón que llevaba la noche anterior. Pensó que se le habría caído, pero la ginecóloga lo sacó del fondo de la vagina durante la explorción. A pesar de las evidentes pruebas físicas, los análisis de orina y sangre no revelaron ninguna sustancia química. En el hospital le dijeron que el tipo de drogas que se usan para la sumisión química suelen eliminarse a partir de las dos o tres horas. 

Varios grupos de jóvenes en la playa de la Barceloneta / EUROPA PRESS

Varios grupos de jóvenes en la playa de la Barceloneta / EUROPA PRESS

ANSIEDAD Y SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD

La víctima tuvo que sobremedicarse para prevenir cualquier tipo de enfermedad de transmisión sexual o un posible embarazo: "Me preguntaron si quería la píldora del día después y dije que sí. También me administraron una primera pauta de antirretrovirales. También me dijeron si quería seguir con el tratamiento al mes siguiente. Me dieron antibiótico por vena y pastillas para calmarme", explica la joven.

Los siguientes días fueron un tormento para Alba. "Tuve sentimiento de culpabilidad por haber salido de fiesta y haber hecho algo para que me ocurriese", detalla en la entrevista. Su amiga se puso en contacto con las personas con las que había salido esa noche, pero no obtuvo la respuesta deseada: "le costó muchísimo pasarme información sobre lo ocurrido", explica. La joven no sabe en qué momento la pudieron drogar, pero si recuerda que pudo pasar "en muchísimas ocasiones": "recuerdo dejar la copa en muchos sitios". 

DEMORA ADMINISTRATIVA

Aunque a día de hoy Alba se encuentre mucho mejor y ya no le genere tanta ansiedad pensar en lo ocurrido, la demora administrativa le come por dentro: "quiero saber qué encontraron en la exploración médica", ha dicho. Seis meses después de lo ocurrido, todavía no ha podido tener acceso a las exploraciones físicas y ginecológicas que le realizaron en el Hospital Clínic ya que no constan como informes médicos, sino como pruebas judiciales: "no sé si encontraron una muestra o encontraron 20", ha dicho. 

Alba se considera una mujer fuerte y explica que interpuso la denuncia para llegar a conocer la verdad. "Espero llegar a saber qué encontraron. No quiero vivir con esa incertidumbre", ha señalado. También ha añadido que jamás pensó que le podía llegar a ocurrir a ella: "Tengo 30 años y pensaba que estas cosas solo le pasaban a niñitas". 

Un agente de la Guardia Urbana en la playa de la Barceloneta / EUROPA PRESS

Un agente de la Guardia Urbana en la playa de la Barceloneta / EUROPA PRESS