El edil popular, Alberto Fernández Díaz  / JOSÉ NAVARRETE - COLECCIONISTAS DE MOMENTOS

El edil popular, Alberto Fernández Díaz / JOSÉ NAVARRETE - COLECCIONISTAS DE MOMENTOS

Sucesos

El día que un concejal de Barcelona temió un Alsasua 2

Alberto Fernández Díaz estaba con el juez Llarena cuando fueron atacados por independentistas

2 agosto, 2018 07:10

Cuando el sábado 28 de julio el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, cenaba en Calella de Palafrugell con varios amigos, nada hacía presagiar que podría habérsele complicado la noche. Entre los comensales, estaba el concejal de Barcelona Alberto Fernández Díaz, líder del PP en el consistorio barcelonés, un político ya curtido en escraches por su militancia política.

No eran las 11 de la noche cuando en las redes independentistas circulaba ya una fotografía en la que se entrevía al juez Llarena de espaldas. A poca distancia del restaurante, una “cena amarilla” tenía como invitados estrella a los padres de Jordi Sánchez, expresidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y actualmente encarcelado bajo las acusaciones de sedición y desobediencia.

Antes de una hora, comenzaban a llegar algunos hiperventilados a las puertas del restaurante. “Si llegan cinco minutos antes, aquello podría haber sido muy distinto, porque los que llegaron venían en plan muy violento. Muy posiblemente, se hubiese producido un Alsasua 2”, explica a Metrópoli Abierta una fuente presente en el restaurante.

Estas fuentes añaden que un grupo de independentistas exaltados llegó justamente cuando los comensales salían del restaurante y comenzaron a aporrear los coches. “Su actitud no era la de los cuatro tontos que los CDR utilizan para realizar acciones. Aquella gente iba con ganas de gresca y en actitud muy hostil”, subrayan las fuentes. Eran los más hiperventilados del independentismo, a los que mediante las redes se les había pedido su presencia en el restaurante para acosar al juez y a sus acompañantes.

El juez Llarena es uno de los enemigos declarados de Cataluña. Eso es lo que dicen los ultraindependentistas, ajenos a cualquier mesura racional. Su casa en la Cerdanya ya ha sido marcada, le han realizado pintadas intimidatorias y el nombre de su mujer, juntamente con la dirección de su trabajo, ya fue difundida por las redes sociales para que le hiciesen la vida imposible y que no pudiese “ni salir a la calle”. Aún así, es el primer contacto directo que Llarena tenía con los grupos violentos que tratan de intimidar a todo lo que no comulga con el independentismo.

UN CONCEJAL YA CURTIDO

Su compañero de cena, Alberto Fernández Díaz, no obstante, ya está curtido en acosos callejeros, ya que es uno de los dirigentes políticos de Barcelona que más agresiones ha sufrido a lo largo de su carrera. Hace escasas semanas, vivió uno de esos episodios, cuando estaba celebrando la verbena de San Juan en Alcanar. Llegó un comando de los CDR e interrumpió la fiesta para leer un manifiesto, ajenos a que aquello era un acto de familias con niños pequeños. La verbena se interrumpió para que los independentistas pudiesen lanzar sus proclamas políticas. En una de las últimas huelgas que hubo, Fernández Díaz también se encontró con una vía cortada mientras iba en moto, como consecuencia de la acción de otro de los comandos de los CDR. En esta ocasión, sin embargo, llevaba un casco integral y no fue reconocido por los jóvenes alborotadores.

Los representantes de Ciudadanos no son ajenos estos episodios y los ataques a sus sedes así lo atestiguan. Los escraches a miembros de esta formación han sido constantes durante los últimos meses por parte de Arran, las juventudes de la CUP, o de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), la antigua asociación que lideraba Ada Colau.

ESCRACHES EN FIESTAS POPULARES

En Barcelona, los casos de acoso a políticos se han dado desde hace muchos años, especialmente en fiestas populares. Las fiestas de Gràcia o de Sants han sido siempre escenario de escraches contra políticos constitucionalistas, aunque jamás hubo acoso a los políticos identificados con el nacionalismo. “Pero lo que antes se circunscribía a fiestas de barrios, y siempre en determinadas fechas, ahora se ha vuelto cotidiano en el día a día. Vayas por donde vayas, siempre te encuentras con grupos que te insultan o te acosan”, explica a este diario un edil de la oposición barcelonesa.

Estas fuentes reconocen también que “vas por algunos barrios y tienes que soportar todo tipo de comentarios ofensivos, así como insultos”. Otras fuentes admiten que en la actualidad hay más agresiones verbales porque “hay más actividad en la calle y más posibilidades de que intenten agredir a los enemigos de Catalunya”. También reconocen que algunos grupos “se van radicalizando y llevan a cabo acciones que antes no llevaban a cabo. Todo está relacionado. Además, con la temperatura política subiendo y la tensión que mete el independentismo, las situaciones de agresiones se han multiplicado en la vía pública”.