Montserrat Caballé era una dama de los pies a la cabeza. Y no lo digo por el hecho de que no fuera indepe. No ser indepe y ser católica eran buena muestra de su temple, de su personalidad y de su nulo miedo a ser y expresarse como era.

Pero no he venido hoy a hablar de su talento artístico ni de su calidad humana. A raíz de su funeral, ha saltado a los medios un tema hasta ahora poco explotado: la utilización de churros amarillos y demás propaganda en actos solemnes. Así que ahí va mi opinión.

Si se casa tu hija y le parece bien que vayas a su boda con un churro amarillo, a mí me parece estupendo, aunque de muy mal gusto. Contraviene cualquier norma de protocolo y demuestra que eres un friki elevado a la 155 potencia.

Cosa muy distinta es que quien se casa (o a quien se da sepultura) no sea cercano a ti, ni él ni sus ideas. En ese caso no solo eres friki, sino que vas más allá y estás faltando al respeto. Y como el lector ya puede ir adivinando, Cataluña está llena de maleducados.

Cuando asistimos a un entierro, vamos a rezar por el difunto y a acompañar a sus familiares y allegados. Cuando asistimos a una boda, vamos a celebrar la alegría de los novios, esa sí, para toda la vida. Lo que nosotros pensemos del tema que sea ese día importa algo parecido a una mierda. Ni a los novios les interesa ni al resto de asistentes. Es un día para estar alegres, tristes, emocionados o compungidos, pero no para reivindicar otra causa fuera de la que se está celebrando en la iglesia, en el cementerio, o en el restaurante.

No solo eso. Se supone que aquellos con quienes te reúnes en la boda o en el funeral, no son tus enemigos, sino todo lo contrario, son tus amigos. Por tanto, saben de sobra lo mucho que te preocupan los presos y los fugados. No les trates como a enemigos recordándoles aquel día lo cabrón que es el país que ellos aman o lo dolido que estás por la situación. Ni te has casado ni acabas de palmarla, no eres el protagonista del evento. Todavía menos tienen que serlo Romeva, Forcadell o quien sea. ¿Lo vas entendiendo?

Ponte el churro amarillo en tus manifestaciones, en tus actos políticos, en tu casa y en la calle si te da la gana, pero deja en paz a tus amigos y vecinos en los entierros, en las bodas y en los trabajos.