Victòria Ferrer defiende el sistema SDDR para la gestión de los envases

Victòria Ferrer defiende el sistema SDDR para la gestión de los envases

El pulso de la ciudad

El sistema de recogida de Ecoembes, bajo sospecha

Victoria Ferrer: "El bloqueo chino a los residuos occidentales requiere soluciones como el SDDR"

31 enero, 2018 19:06

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El actual sistema de recuperación de envases en España no solo resulta insuficiente porque no se hace cargo del volumen que corresponde a un país desarrollado. Además, el método de recogida impide la calidad mínima para la reutilización de los envases reciclados, hasta el punto de que estos, en su mayor parte, son exportados a China. Una práctica que, sin embargo, toca a su fin porque el propio gigante asiático ha decidido modificar su normativa medioambiental.

El cambio hacia un Sistema de Devolución y Depósito de Residuos (SDDR), en el que el consumidor se hace responsable de la devolución del envase, a imagen de lo que ocurre en países como Alemania, gana terreno en una sociedad que defiende la implantación de una economía circular. Pero ese tránsito supone modificar el actual sistema de gestión integral que deja en manos de un solo operador, Ecoembes, el sistema de recogida actual. La visión de los recuperadores apunta en esa dirección.

Victòria Ferrer, directora general del Gremi de Recuperació de Residus de Catalunya, analiza la actualidad del sector y las consecuencias que tiene para el medio ambiente el sistema de monopolio implantado en la recogida y gestión de envases.

¿Qué efecto tiene el monopolio sobre el sistema de gestión de envases?
Los monopolios son malos para los mercados a excepción de para quienes lo ostentan. Alteran de igual forma a clientes, proveedores y calidad de los productos. En Alemania, antes de la implantación del SDDR (depósito para envases afectos por el ‘littering’), el gobierno, viendo las distorsiones que generaba un sistema centralizado y único en la gestión de envases, rompió el monopolio autorizando la creación de varios gestores de envases. Ello tuvo consecuencias muy positivas en la calidad de las materias primas secundarias recuperadas.

¿Cómo perjudica al medio ambiente la falta de eficiencia del sistema?
A pesar de que la tecnología sigue avanzando a pasos agigantados, es muy complicado gestionar el contenido del contenedor amarillo. A pesar de las campañas publicitarias para educar a la sociedad, los ‘iglúes’ se han convertido en un cajón de sastre. Es prácticamente imposible producir materiales de recuperación que permitan la economía circular. Es decir, producir latas nuevas de latas viejas, o botellas de pet nuevas de viejas. Además, en España se ha perseguido una política de maximizar la cantidad en detrimento de la calidad. En Alemania, con el SDDR, Lidl produce envases nuevos con un mínimo del 50 % de envases viejos que ellos mismo recogen en su red capilar de supermercados. Además el mensaje que lanzan al consumidor es muy poderoso: ‘Somos muy respetuosos con el medio ambiente, tu basura es dinero, podemos bajar precios porque nuestra economía circular lo permite’.

¿Por qué no se ha extendido en España el SDDR?
Mientras la factura del ‘littering’ (vertido) la pague mayoritariamente el ciudadano a través de los impuestos no se implantará el Deposito de Envases en España. Pero los últimos acontecimientos pueden acelerar su implantación: limitación estricta por el gobierno chino de importación de residuos recuperables de baja calidad y las multas de la UE por las cifras inaceptables de vertido en España.

¿Hasta qué punto son ciertos los datos de recuperación que ofrece Ecoembes? 
No somos quienes han de velar por la veracidad o transparencia de cifras en la recuperación de envases en España, pero en cualquier caso tienen que ser realizadas por entidades independientes de probada profesionalidad. Las materias primas secundarias están suficientemente estandarizadas para conocer que las calidades que se comercializan en España no cumplen las normas internacionales, que el nivel de impropios es inaceptable en un país occidental. Diversos gobiernos autonómicos y ciudades de peso han demostrado, con estudios contrastados, que las cifras de recuperación andan más cerca del 30 % que de otras cifras publicadas. Lo que es una evidencia, sin lugar a dudas, es que el SDDR consigue cifras reales por encima del 90 % con calidad suficiente para producir envases nuevos con los viejos.

¿Hasta qué punto el sistema actual debería modificarse? 
El sistema de ‘iglúes’ ha de continuar porque resuelve la problemática de los envases domésticos (detergentes, etc.), pero no resuelve la de las bebidas que se consumen en la calle y que provocan el famoso ‘littering’. España tiene una red de plantas de gestión de envases que, con pequeñas modificaciones, podrían reconvertirse en plantas del SDDR de recogida manual. La calidad de estos envases es equiparable a la de los que se han recogido con máquinas de reverse ‘vending’. Para los envases recogidos por maquinas, la calidad es extrema y se puede optar por la opción de un sistema centralizado de venta o que sea el propio ‘retailer’ quien venda o recicle sus envases.

¿Qué ventajas aporta el SDDR?
Con el SDDR hay negocio para todos: ‘retailers’, recuperadores, procesadores, etc. Además, el SDDR transmite un mensaje enorme. Una lata no es basura, es materia prima, vale dinero. En Alemania 0,20 -0,25 €, en España con 0,10 € seria suficiente. El coste de la lata permite implantar un depósito más económico sin perder unas cifras de reciclado por encima del 90 %. Medios de comunicación o empresas postulan por la economía circular, pero cuando hablamos de casos concretos de sistemas que funcionan, posponen el problema. Creo que con las circunstancias del bloqueo chino a los residuos occidentales y a las crecientes exigencias de la UE, se requieren soluciones reales inmediatas como las que el SDDR resuelve. Unas calles, campos y mares vacíos de envases y los almacenes de recuperación llenos de materia prima secundaria.