Las obras de la 'superilla', en Consell de Cent / METRÓPOLI - JORDI SUBIRANA

Las obras de la 'superilla', en Consell de Cent / METRÓPOLI - JORDI SUBIRANA

El pulso de la ciudad

Acebillo acusa a Colau de practicar un “liderazgo mesiánico” contra el Eixample

El ex arquitecto jefe de Barcelona califica los ejes verdes y la superilla de “populismo neoperonista” y pide ajardinar los patios de manzana

8 diciembre, 2022 00:00

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La calle Consell de Cent está patas arriba, y las obras avanzan con celeridad. Será el espejo en el que se mirará Ada Colau para presentar la superilla y los “ejes verdes” de Barcelona. Un proyecto urbanístico criticado por su socio Jaume Collboni y que ha provocado una dura y sólida reacción de Josep Antoni Acebillo, ex arquitecto jefe de Barcelona y ex director del Servicio de Proyectos Urbanos del Ayuntamiento de Barcelona. Su tesis es clara: se trata de una desnaturalización del plan Cerdà en el Eixample que pone en peligro su potencialidad económica, hasta “el 40% del PIB de la ciudad”, y que tampoco resuelve el problema medioambiental. Acebillo acusa a Colau de practicar un “liderazgo mesiánico” con “muchas fobias” sobre determinadas cuestiones.

La dureza de Acebillo se expone en un largo artículo en la publicación Política&prosa, que ha dedicado su último número a analizar de forma exhaustiva los cambios en el Eixample. El rearme intelectual que propone Acebillo coincide con el reproche del socialista Jaume Collboni, que ha cogobernado todo el mandato con los comunes de Ada Colau. Collboni entiende que las superillas y los ejes verdes deben respetar las características del Eixample, y que, en cualquier caso, las reformas urbanísticas no se pueden hacer de un día para otro. En un reciente acto en un foro económico pidió “parar y diferir” esos cambios.

EL EIXAMPLE, EL 40% DEL PIB DE LA CIUDAD

Lo que señala Acebillo, uno de los padres urbanísticos del modelo Barcelona, en su etapa en el Ayuntamiento durante la alcaldía de Pasqual Maragall, es que el equipo de Colau en el consistorio ha tomado esos cambios bajo un prisma ideológico, que no parece que admita sugerencias o cambios “racionales”. Sus palabras son duras: “Los atajos urbanísticos del populismo neoperonista municipal para soslayar la complejidad de los grandes temas urbanos son dirigidos desde un liderazgo mesiánico y hay que analizarlos políticamente por el riesgo que suponen por su deriva hacia una democracia iliberal”. La crítica urbanística, por tanto, deriva en una advertencia política de calado.

El exquitecto jefe de Barcelona, Josep Acebillo, en el auditorio de Foment / MA

El exquitecto jefe de Barcelona, Josep Acebillo, en el auditorio de Foment / MA

Los datos que ofrece Acebillo son vitales para entender qué supone el Eixample en Barcelona. Hasta el 39% de lo construido se destina a actividad económica, y representa un 25% del valor catastral de toda la ciudad, y acoge el 27% del empleo. Si se cuenta con la trama Cerdà de otros distritos, en concreto el de Sant Martí, “el tejido Cerdà genera más del 40% del PIB de Barcelona, lo que da una idea de su criticidad y potencialidad socioeconómica”.

Ahora bien, ni Acebillo ni otros críticos al modelo de Colau han rechazado que el Eixample se pueda modificar. El problema es “cómo” se modifica. “Las actuaciones sobre su tejido no pueden ser ni improvisadas ni frívolas, lo que no significa que el Eixample tenga que ser intocable”. Y el arquitecto indica que, de hecho, ya se ha incidido en ello con distintas actuaciones que sí han podido ejercer un cambio positivo: “En realidad, la centralidad y los valores del Eixample han persistido tras fuertes intervenciones recientes como la Vila Olímpica y el 22@”.

La pregunta que está en el centro del debate guarda relación con la eficacia de la reforma urbanística que se plantea. Acebillo indica que, en realidad, existe un elemento que distorsiona la actuación de Colau: “¿Podremos soportar la pérdida de actividad económica que provocará una irracional restricción de la movilidad si seguimos razonando, como hace el proyecto Eixos Verds desde un relato subjetivo-emocional que detesta insensatamente el coche sin tener en cuenta ni las nuevas tecnologías no contaminantes, ni la pérdida de actividad socioeconómica que conllevará su desaparición?”, se pregunta el ex director del Servicio de Proyectos Urbanos del Ayuntamiento de Barcelona.

PATIOS DE MANZANA AJARDINADOS

Los cálculos están hechos respecto a la mejora ambiental que comportaría modificar los patios de manzana. El Ayuntamiento de Barcelona ya lo impulsó en su día, pero la extensión de esa practica se paralizó. Collboni propone ahora retomarla. Y Acebillo destaca su potencial. Si Colau busca más zonas verdes en la ciudad, su medida es poco ambiciosa, viene a decir Acebillo. La superficie ajardinada en una calle del Eixample, entre dos cruces, sería de unos 1.130 metros cuadrados, mientras que el ajardinamiento que se podría obtener transformando los patios de manzana del mismo tramo “generarían unos 6.000 metros cuadrados de jardín, cinco veces más que ajardinando toda la calzada”.

Un operario trabajando en las obras de la superilla del Eixample / Luis Miguel Añón - Metrópoli

Un operario trabajando en las obras de la superilla del Eixample / Luis Miguel Añón - Metrópoli

A juicio de Acebillo, la reforma de Via Laietana y la forma en cómo se ha encajado el túnel de Glòries con el viario urbano “son inadmisibles”. Lo que sucede en Barcelona es que el equipo de alcaldía se mueve por “fobias”. ¿Cuáles? “Fobia al coche, al progreso tecnológico, a los planes urbanísticos, al diseño cualificado, a la sociedad civil emprendedora, a la complejidad urbana…al propio concepto de Ciudad. Son fobias que para materializarse requieren atajos urbanísticos que también implican atajos procedimentales que pueden suponer inseguridad jurídica y un desincentivo para la inversión”.

La ciudad debe abordar las cuestiones urbanísticas atendiendo a toda su complejidad. No se trata solo de los ejes verdes, o de la superilla que abarca buena parte de la calle Consell de Cent, desde Calabria hasta la calle Girona. Lo que propone Acebillo, como ex responsable urbanístico, es tener en cuenta distintos equipamientos, que pueden ser deslocalizados, pero que no deben, utilizando su expresión, ser considerados como “solares funcionalmente expectantes”. ¿De qué se trata?

Fotomontaje de Ernest Maragall, Ada Colau y Jaume Collboni, en el Ayuntamiento de Barcelona / METRÓPOLI

Fotomontaje de Ernest Maragall, Ada Colau y Jaume Collboni, en el Ayuntamiento de Barcelona / METRÓPOLI

En la campaña electoral todos esos equipamientos pueden ser el centro de encendidos debates. Acebillo se refiere al “raquitismo funcional” del Seminario, con entrada en la calle Diputació. También se refiere al “mayor rendimiento sociocultural que se podría obtener del Hospital de Sant Pau tras su deslocalización”, o a la “insólita ocupación provisional de la plaza Miró del parque del Escorxador”, o el “carácter local y no general de los nuevos usos del solar de la antigua cárcel Modelo”. También pide actuaciones respecto al deterioro del parque de la Ciudadela, la desaparición del Zoo, la indefinición sobre Montjuïc, la “pobreza funcional” de la Escuela Industrial, o “el despropósito socioeconómico que supondría la deslocalización del Clínic fuera del Eixample”. Su diagnóstico es claro: “Son renuncias e inacciones político-urbanísticas inadmisibles en tiempos de crisis”.

La revista Polítca&prosa ha organizado un debate en el Círculo de Economía, para el próximo 15 de diciembre sobre las actuaciones en el Eixample con la participación del propio Acebillo, junto con el abogado urbanista Ramón García-Bragado, ex teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona.