LaTorre del Moro, reconvertida en la chatarrería de Horta / INMA SANTOS

LaTorre del Moro, reconvertida en la chatarrería de Horta / INMA SANTOS

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La Torre del Moro: la chatarrería de Horta

En el siglo XVI era una torre de vigilancia y defensa en la que hacían alto los soldados que se dirigían al castillo de Valldaura

15 octubre, 2021 00:00

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Una lavadora vieja, un carrito de la compra hasta arriba de restos de hierro y metal, una caldera magullada dentro de una bañera desconchada... Y el sonido de un martillo que repiquetea sobre el metal desacompasado. Es lo que parece, sin lugar a dudas: una chatarrería.  Y hasta aquí todo normal. Lo sorprendente es que un negocio así esté instalado desde hace años en un edificio catalogado por el Ayuntamiento de Barcelona y por la Generalitat de Catalunya como "Bien Cultural de Interés Local”.

Nadie lo diría, pero, bajo esa caótica chatarrería de aspecto ruinoso y deplorable, se esconde una historia que se remonta al siglo XVI.  Entonces, era una torre de vigilancia y defensa en la que hacían alto los soldados que se dirigían al castillo de Valldaura desde Barcelona. De planta cuadrada y construida en tapial con esquinas de ladrillo, aún se puede distinguir en la fachada principal la puerta de la entrada con arco dovelado y dos ventanales de estilo gótico. En el del primer piso hay esculpidas dos cabezas, una de mujer y otra de hombre. Este último, tocado con turbante, es posiblemente el que le ha dado el sobrenombre popular de la torre del Moro

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En realidad, esta antigua finca se llamaba Mas Enrich y es una superviviente que, por su carácter defensivo, también recibió el nombre de Ciutadella. A finales del siglo XVIII, Mas Enrich dejó atrás su pasado como torre defensiva y se convirtió en una fábrica de pieles. En torno a ella, se fue creando un núcleo urbano, fuera del centro histórico de Horta, que sobrevivió hasta principios de los años 90. En esa época empezó el derribo del barrio de Ciutadella: la ciudad vivía su transformación urbanística para acoger los Juegos Olímpicos. ¿Quién recuerda hoy aquel barrio? De él solo queda el nombre en una calle cercana y también en la plaza donde se ubica la destartalada Torre del Moro.

Un dato curioso: el edificio albergó los talleres donde se imprimía la revista comunista Mundo Obrero.

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