El monumento al caudillo layetano Theolongo Bacchio, que en realidad nunca existió / INMA SANTOS HERRERA

El monumento al caudillo layetano Theolongo Bacchio, que en realidad nunca existió / INMA SANTOS HERRERA

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Theolongo Bacchio, el héroe desconocido

En el barrio de El Besòs i el Maresme, un monumento y una plaza rinden homenaje a un caudillo layetano que nunca existió

6 septiembre, 2022 00:00

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Mogent es una pequeña calle que nace y muere en la rambla de Prim, formando una pequeña isla, catalogada en el callejero como plaza; un espacio entre edificios presidido por un discreto monumento dedicado a Theolongo Bacchio, a quien debe su nombre. Y os preguntaréis: ¿quién es este personaje para merecer este doble homenaje, monumento y plaza?

No, no lo busquéis en la enciclopedia ni os molestéis en preguntar a los historiadores. Theolongo Bacchio fue supuestamente el jefe layetano que derrotó al cartaginés Amílcar Barca en una batalla en el siglo III antes de Cristo en el territorio que hoy conocemos como Blanes. Pero no, no os dejéis engañar con historias de héroes porque Theolongo Bacchio, en realidad, nunca existió.

Florián de Ocampo, cronista castellano del siglo XVI, introdujo a este personaje en la historiografía narrando sus hazañas en su Crónica general de España señalando como fuente un texto epigráfico recogido en la obra de Ciriaco Pizzicolli de Ancona, viajero y buscador de antigüedades del siglo XV. Posteriormente, otros autores como Pere Antoni Beuter (‘Primera parte de la Historia de Valencia’, 1538), Esteban de Garibay (‘Compendio historial de las chrónicas y universal historia de todos los reinos de España’, 1571) y Antoni Bori i Fontestà, en su Historia de Cataluña (siglo XIX), lo dieron como fuente fiable. 

FALSO HÉROE

En cualquier caso, ¿por qué hay un monumento dedicado a un falso héroe en el barrio del Besòs i el Maresme? Todo comenzó en 1960, cuando el Patronato Municipal de la Vivienda de Barcelona empezó a construir este barrio de Sant Martí. Las carencias de la nueva barriada eran muchas y la única entidad social del barrio, la Asociación de Cabezas de Familia -dominada por falangistas-, pensó en refundar nominalmente el barrio -San José Artesano, José Antonio Primo de Rivera o José María de Porcioles fueron algunas de las propuestas- y levantar un monumento. El cambio de nombre no cuajó, tal y como explicaba Josep M. Huertas Clavería en un artículo titulado El monumento del héroe que no existió (La Vanguardia, 20 de mayo del 2002), pero sí la idea del monumento.

¿Pero dedicado a quién? Se barajó a Porcioles, a Carmen Polo de Franco… pero el ponente de cultura de la Asociación de Cabezas de Familia, Joan Fontanillas Tapiol, buscaba algo más histórico, menos ligado a la política del momento. Y he aquí que un día, localizó en el mercado de Sant Antoni un ejemplar de la Historia de Cataluña (1898) donde descubrió el personaje de Theolongo Bacchio. 

En febrero de 1968, el Ayuntamiento de Blanes respondió a una consulta de Joan Fontanillas Tapiol que allí no había más rastro del falso héroe layetano que el nombre de una calle. Pero Fontanas siguió adelante y, sin consultar a la asociación, pidió permiso al Patronato Municipal de la Vivienda para colocar un monumento dedicado a este falso héroe. El esfuerzo dio resultado. La consejería del distrito otorgó 8.000 pesetas de la época para levantar un monumento sencillo que Fontanillas Tapiol, por su cuenta, completó. “En la escuela de aprendices de Macosa recorté con un oxígrafo la cabeza de Bacchio y pusimos en una plaza del Besòs dos rocas, la cabeza recortada y la placa de mármol de Blanes. Pero a última hora añadí otra placa [de espaldas a la autoridad competente], de metal en este caso, en la que se informaba en catalán de que el monumento había sido realizado en la escuela de aprendices de Macosa”, evocaba Fontanillas en dicho artículo de Huertas publicado en La Vanguardia

DENOMINACIÓN POPULAR

Desde la inauguración, el 22 de mayo de 1973, en el barrio se popularizó la denominación de la plaza de Theolongo Bacchio para el lugar donde se colocó el monumento a este falso héroe, pero oficialmente aquel rincón continuó sin tener nombre hasta noviembre de 1992, cuando el distrito de Sant Martí aprobó el arreglo, la ordenación del espacio y el otorgamiento de una denominación. La propuesta de nombre estaba clara, pero en la misma sede del Distrito ya se sospechaba de la falsedad de los datos que se alegaban en las inscripciones del monumento. Una consulta en el Museu d’Historia de la Ciutat acabó de sacar de dudas. Pero en el nomenclátor, la denominación popular ganó la batalla a la evidencia y la plaza fue inaugurada con su nombre actual el 16 de mayo de 1993.

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