El druida Lluís dirige una de las comunidades paganas en Barcelona / ORDEN DRUIDA FINTAN

El druida Lluís dirige una de las comunidades paganas en Barcelona / ORDEN DRUIDA FINTAN

Vivir en Barcelona

Religiones paganas en Barcelona: de los asatruars a los druidas, así celebran su "Pascua"

El equinoccio de primavera da lugar a grandes festejos en estas comunidades desconocidas para muchos barceloneses

2 abril, 2021 00:00

Noticias relacionadas

Por segundo año consecutivo, la crisis sanitaria ha impedido que las celebraciones de la Semana Santa se desarrollen con la normalidad anterior a la pandemia. Ni procesiones en las calles, ni representaciones multitudinarias de la Pasión. Incluso la bendición de la palma del Domingo de Ramos se hizo a puerta cerrada en la Catedral y con aforo restringido del 30%. Dos años en los que, como el catolicismo, el resto de religiones que conviven en Barcelona tampoco han podido festejar sus fechas más señaladas.

Entre ellas están Asatrú Catalunya, la Hermandad de la Diosa de los 10.000 nombres y la Asociación Religiosa Druida Fintan. Nombres desconocidos para muchos, pero que constituyen las tres “iglesias, comunidades o confesiones” nativas paganas que el Ministerio de Justicia ha oficializado en la provincia. Como tales, no celebran, evidentemente, la Semana Santa y la Pascua Florida, pero sí tienen sus propias fiestas que coinciden en esta época del año, justo por el equinoccio de primavera. La Pascua cristiana también tiene su origen en el cambio de estación, y siempre tiene lugar en el domingo posterior a la primera luna llena de primavera.

OSTARA, LA FIESTA DE LA PRIMAVERA EN ASATRÚ

Así que mientras los católicos se preparan para la Pascua, los asatruars como David Iglesis entran de lleno en el Ostara, la celebración del 20 de marzo que homenajea a la diosa del mismo nombre y que representa la fertilidad y el florecer asociados a la primavera. Para ello suelen reunirse en la montaña (aunque esta vez ha sido imposible) y hacen libaciones a los dioses, ritos que consisten en derramar algún líquido simbólico a modo de ofrenda. En su caso, hidromiel. “Tenemos un cuerno ritual, que es una copa donde se echa la bebida. El asatrú era la religión de los antiguos vikingos, por lo que el cuerno nos devuelve a los orígenes. Luego se santifica, se carga de la energía de nuestra gente y se entrega a los dioses vertiéndola al suelo”, explica a Metrópoli Abierta.

Una creyente asatruar sujeta el cuerno durante el Ostara de 2019 / ASATRÚ CATALUNYA

Una creyente asatruar sujeta el cuerno durante el Ostara de 2019 / ASATRÚ CATALUNYA


“La tradición manda hacer la libación en comunidad. Cada uno coge el cuerno de hidromiel, pronuncia unas palabras y luego lo vierte sobre la Madre Naturaleza”, narra. Entre todos montan, además, un altar con flores, huevos pintados y representaciones de conejos, símbolos de fertilidad, para pedir a la diosa Ostara que les ayude a materializar sus nuevos planes. “Que florezcan, que eclosionen… que nazcan estos proyectos. De ahí el simbolismo”, detalla David. Fue él quien fundó la comunidad en Cornellà de Llobregat y el que consiguió que, en diciembre de 2010, fuese reconocida, como una práctica religiosa más, por parte del Gobierno.

Cuenta a este diario que se adentró en ella cuando era un adolescente, fuertemente influido por los libros de J.R.R. Tolkien. Tres décadas más tarde, para registrarla en España tuvo que entregar un documento cuantificando el número de miembros de su comunidad (son 100 en la actualidad), elaborar una lista de todas sus deidades y festividades y redactar las normas por las que se rige su confesión. Como en Islandia está legalizada desde 1973, lo tuvo más fácil al remitir los papeles que demostraban su existencia. David señala que el asatrú ya es la segunda congregación no cristiana más extendida en ese país, y que en 2018 ganó un 8% de seguidores, mientras que los integrantes de la Iglesia Nacional de Islandia (cristianos evangélicos luteranos) han caído del 89% en el año 2000 al 65,6% de ahora. Está ganando tanto peso que han construido incluso un templo del paganismo nórdico, el único que existe hoy en día, para venerar a Thor, Odín y su esposa Frigg.

LAS CEREMONIAS DE LA HERMANDAD DE LA DIOSA, EN VALLVIDRERA

Una historia similar a la de Belinda del Fresno, una sacerdotisa de la Hermandad de la Diosa de los 10.000 nombres, con sede en Sabadell. Es profesora de instituto en su ciudad, y en sus ratos libres dirige algunos rituales de la congregación. El Ostara es uno de ellos, fiesta que comparten con los asatruars. Aunque los distingue la deidad a la que dedican los ritos. En este caso, una única diosa que encarna siempre distintos aspectos (por lo que se autodenominan politeístas). Afrodita o Minerva, por ejemplo, la diosa griega de la belleza y el amor y la diosa romana de la sabiduría. O Laya, la Señora de los layetanos. “Es como las advocaciones de la Virgen María. Un solo personaje pero con incontables representaciones”, aclara.

La diosa Eguzki, en un altar con huevos y velas preparado por Belinda para un Ostara / BELINDA DEL FRESNO

La diosa Eguzki, en un altar con huevos y velas preparado por Belinda para un Ostara / BELINDA DEL FRESNO


Durante el equinoccio de primavera, esta advocación es la de Eguzki, la divinidad vasca del Sol. “Representa el fuego, que para nosotros es el elemento de la nueva estación”, continúa. Igual que en el asatrú y el mismo cristianismo, pintan los tradicionales huevos como símbolo del renacer, costumbre que se remonta a la época celta. Además, como sacerdotisa, Belinda es la encargada de conducir las ceremonias para que los creyentes conecten con la Diosa. “Solíamos encontrarnos en la parada de ferrocarril del Baixador de Vallvidrera y hacíamos los ritos en la montaña. Pero, como ahora no se puede, hacemos rituales on-line por videoconferencia”, explica.

Para asistir a uno hay que reservar plaza. Al acabar, montan un banquete y cada uno lleva algo de comer. “Yo siempre soy la de la tortilla”, ríe. Pero desde marzo de 2020 no han vuelto a juntarse y las comilonas tampoco se han podido organizar más. Así que el Ostara de 2021 se ha hecho también por internet. La liturgia es la misma, pero manteniendo las distancias (cada uno está en su casa) y viéndose por el ordenador. “Así invocamos a las energías, hacemos meditaciones guiadas y trabajos manuales para que todos podamos conectar con la Diosa”, desgrana.

Como sacerdotisa, Belinda puede celebrar también lo que se conoce como “ritos de paso”. Cuenta a Metrópoli Abierta que está autorizada a realizar “bodas paganas, que se llaman uniones de manos, presentaciones de criaturas, funerales y rituales para festejar la primera menstruación o la coronación, que es la llegada a la menopausia” de sus seguidoras. Nociones que adquirió durante una formación de tres años en la Escuela de Misterios de Iberia, ubicada en Madrid.

DRUIDISMO EN VACARISSES: CELEBRAN CUATRO VECES EL EQUINOCCIO

Quienes se casaron, precisamente, en una de estas uniones de manos, fueron Lluís González y Esther Serrano. Aunque lo hicieron por el rito del druidismo, ya que profesan esta religión (luego tuvieron que hacer una boda civil para que estuviese reconocida legalmente). Ambos son los representantes de la Asociación Religiosa Druida Fintan, una orden druida con sede en Vacarisses.

Un altar druida con comida y flores / ORDEN DRUIDA FINTAN

Un altar druida con comida y flores / ORDEN DRUIDA FINTAN


Él es un gutuater, un sacerdote que se dedica a invocar a los 33 dioses en el teges (el templo druida, como el que ha construido en el jardín de su casa con madera y piedras). En el mismo celebra las festividades que marca el antiguo calendario de Coligny, un calendario céltico lunisolar hallado en Francia en 1897 y que podría tener casi 2.000 años de antigüedad. Ahí aparecen reflejadas las cuatro fechas en las que se debe festejar la primavera, en unas ceremonias sacerdotales a las que solo los druidas tienen acceso. Y son cuatro días distintos porque no celebran el equinoccio en sí, sino las cuatro fases de la Luna que se dan durante el cambio de estación.

En 2021, la rueda de celebraciones primaverales de la Orden Druida Fintan comenzó el 27 de febrero con el Disuounos (Despertar), el día de la última luna llena de invierno en el que los druidas golpean simbólicamente la tierra para que se desvele. El 8 de marzo, tras el cuarto menguante, vino el Britu Turci (Nacimiento de los Jabalíes), en el que se supone que despiertan el resto de las especies después de que la tierra se active de nuevo. Al día siguiente del equinoccio y coincidiendo con el cuarto creciente, el 21 de marzo, se celebró el Satios (Semillas), en el que los druidas plantan las semillas de las espigas que recogerán en verano. Y el 28 de marzo, con la primera luna llena de la primavera, se celebra el Nuxunna Cersogeniom (La Noche de los Duendes), en la que se supone que los duendes danzan sobre antiguos megalitos para dar la bienvenida a la nueva estación y los druidas realizan ofrendas a sus dioses.

Fiestas en las que incluyen los sacrificios. “Se ofrecen a los dioses en un momento específico de la ceremonia, porque son el eje central de cualquier ritual druídico. Pero no es un sacrificio cruento ni matamos a nadie, es simbólico”, comenta Lluís. “En la antigüedad sí se hacía. Se mataban animales e incluso personas. Ahora se hacen ofrendas de fruta, maíz, trigo y cerveza. También ponemos hidromiel. Y la carne del sacrificio la compramos en el súper”, aclara para tranquilidad de quien le está escuchando.

Lluís, en una de sus ceremonias paganas / ORDEN DRUIDA FINTAN

Lluís, en una de sus ceremonias paganas / ORDEN DRUIDA FINTAN


¿REGRESO AL PAGANISMO?

Escribió el analista político Ross Douthat, en un artículo titulado El regreso del paganismo y publicado en 2018 en The New York Times, que desde los años 60 del siglo pasado se está dando una curiosa tendencia en los Estados Unidos: cada vez son más los que se consideran "espirituales pero no religiosos", hasta el punto que, en una encuesta de principios de los 2000, más del 40% de estadounidenses respondieron haber tenido una "profunda experiencia o despertar religioso", justo en el momento en el que menos personas declaran ir a la Iglesia. También mencionaba otro estudio en el que se aseguraba que los norteamericanos dan mayor importancia a los sentimientos de "paz y bienestar espirituales".

En España, la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de marzo de 2021 indica que el 59,97% se considera católico y el 36,8% es agnóstico, ateo o indiferente al asunto. De los creyentes, solo el 31,38% es practicante y un aplastante 68,61% declara no serlo. Un porcentaje en el que hasta hace unos años estaban David, Belinda y Lluís. Conversando con ellos, los tres explicaron que habían nacido en el seno de una familia cristiana, pero confesaron también que el catolicismo no había sido capaz de resolver sus "inquietudes" religiosas. Respuestas que encontraron en el paganismo. Como ellos, ¿cuánta gente más? A pesar de sumar 150 personas registradas entre las tres entidades, solo Asatrú Catalunya dice tener hasta 6.000 simpatizantes en las plataformas digitales. El renacer del paganismo, de momento en la red.