Imagen de la plaza dels Peixos / INMA SANTOS

Imagen de la plaza dels Peixos / INMA SANTOS

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Un desnudo integral en la plaza dels Peixos

Desde la calle Duran i Bas, un esgrafiado solitario custodia desde un trozo de fachada, la historia de una plaza menguante que casi cayó en el olvido

12 agosto, 2021 00:00

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La plaza dels Peixos es un mordisco urbanístico, un pequeño saco formado por la confluencia de las calles Ripoll, Magdalenes y la Fundació Balmesiana. Es un rincón antiguo, muy antiguo: por aquí pasaba el acueducto romano. ¿Que por qué se llama plaza dels Peixos? Pues eso es algo que no está muy claro. Según Víctor Balaguer, por el desaparecido palacio de los Peix, cuya fachada estaba adornada con unos peces.

De todo eso no queda ni rastro, pero ¿qué es eso? Ahí, en la acera de enfrente, delante de la Balmesiana, arriba... Un trozo de fachada de un edificio desaparecido, el principio de un arco o una puerta y, sobre él, un curioso esgrafiado: el dibujo de un hombre desnudo que sostiene algo en la mano derecha, ¿una vara? Mira hacia la plaza por encima del hombro, quizá porque sabe que él no forma parte de ella porque en la placa de esa acera puede leerse bien claro: “Carrer de Duran i Bas”.

La figura de un hombre desnudo en la plaza dels Peixos / INMA SANTOS

La figura de un hombre desnudo en la plaza dels Peixos / INMA SANTOS


Resulta difícil de creer, pero en el siglo XVIII, la plaza dels Peixos era un espacio cuadrado que pertenecía al desaparecido barrio de la Catedral. En aquel tiempo, aún desembocaba allí la calle de Copons (conviene consultar el Google Maps para hacerse una idea de las dimensiones). Y hoy aún va a morir en ella la calle de Sant Gaietà. ¿Que no os suena esa calle? Normal, a principios del XIX fue rebautizada con el nombre de calle del Gobernador. Aunque supongo que tampoco os sonará. No os preocupéis, es porque, desde 1909, se llama Duran i Bas. Esta seguro que sí la conocéis. De hecho, esta vía fue adentrándose en la plaza conquistándola y contribuyendo a reducir su espacio, tanto, que a principios del siglo XX, la plaza no era más que un recuerdo vago, un trozo de calle más que, por no tener, no tenía ni placa.

Y de repente, en 1988, el derribo de un edificio, en el número 14 de Duran i Bas dejó al descubierto un tramo del acueducto de la Barcelona romana, que sirvió para arrojar un poquito más de luz sobre aquella época, y también para proceder a la remodelación de la zona, que falta le hacía. Sí, ahora podemos explicar el recorrido de la canalización del agua desde Montcada i Reixac hasta la Barcelona romana. Muy interesante, desde luego. Pero no sé vosotros, yo no puedo dejar de pensar en ese trozo de fachada con ese desnudo integral que me mira desde esa fachada incompleta, como arrancada de cuajo, junto al número 16 de la calle Duran i Bas. ¿Quién fue su arquitecto? ¿Quién vivió allí? ¿Qué secretos guardaban sus paredes? ¿De qué historias de Barcelona fue testigo?

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