Paseo de los Tinglados, en Barcelona / INMA SANTOS

Paseo de los Tinglados, en Barcelona / INMA SANTOS

Vivir en Barcelona

El paseo de los ‘tinglados’

Construidos en 1904, fueron concebidos como almacenes del puerto, y hoy aspiran a convertirse tras la rehabilitación en espacios para la docencia y la restauración

14 julio, 2021 00:00

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Al final del paseo de Joan de Borbó, en la parte de atrás del Hotel W, nos sorprende una Barcelona de aire colonial e indiano, de construcciones bajas y deterioradas, que se alinean bajo las palmeras en un pintoresco y viejo paseo a la sombra de la modernidad de una Nueva Bocana, que crece y crece, y no para de abrirse al público. Esas casitas viejas llenas de desconchones, cerradas a cal y canto, y muchas de ellas protegidas con redes, se conocen en catalán como rafals, quizá por la sencillez de su estructura, que evoca esas cubiertas simples soportadas por palos o pilares, adosadas o no a una pared y que sirven para resguardarse de la lluvia o del sol. 

En castellano, esos rafals que discurren uno tras otro en la bocana se conocen como tinglados. Se acabaron de construir en 1904, en el marco del gran proyecto de ampliación del puerto de 1900, en el muelle de la Barceloneta. Pese a su aspecto de pequeñas viviendas, fueron concebidos como almacenes y podían tener abiertas sus fachadas de mar y de tierra cuando estaban operativos.

TRANSFORMACIÓN URBANÍSTICA

Según la documentación consultada, “en 1906, se los dotó de ocho grúas de semipórtico eléctricas, que los convirtió en unas instalaciones modernas que funcionaron eficientemente durante casi 70 años”.  Exactamente, hasta 1990 cuando, en el marco de la transformación urbanística de la ciudad con motivo de los JJOO de 1992, se decidió eliminar tanto los tinglados como otras construcciones portuarias para convertir la zona en espacio público.

En 2017, se aprobó la modificación del Plan Especial de urbanización que preveía la rehabilitación de la Nueva Bocana para ofrecer más espacios públicos. El cambio afectaba básicamente a tres ámbitos: la Marina Vela, el edificio central y los tinglados del muelle de Levante. En estas áreas, el nuevo plan proponía una mejora de los espacios y edificios previstos, con una novedad destacada, la incorporación del uso cultural y docente en diversos equipamientos.

PROYECTOS ARQUITECTÓNICOS

Para los tinglados de esta zona, la modificación del plan prevé la rehabilitación, “respetando la volumetría actual y priorizando la calidad de los proyectos arquitectónicos”. Y está por ver la evolución del proyecto, pero el proyecto incluía utilizarlos para el uso docente relacionado con las actividades náuticas del entorno y la restauración (con limitaciones, eso sí) para darles más versatilidad.

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