La sala de los espejos en el museo Big Fun / PAULA BALDRICH

"La sala de los espejos" en el museo Big Fun / PAULA BALDRICH

Vivir en Barcelona

Abre un nuevo museo para guiris "ilusionados"

Big Fun Museum de La Rambla cuenta con nueve salas llenas de experiencias sensoriales

14 diciembre, 2018 21:01

A falta de experiencias en Barcelona, llega una nueva justo en navidades. El espacio recién nacido se llama Big Fun Museo de Ilusión y está en La Rambla (número 88). Entre tienda de souvenir y casa de cambio. Una ubicación perfecta... sobre todo si eres turista. Solo si eres turista. Cuenta con nueve salas (divididas en tres plantas) llenas de objetos que “te trasladan a otras dimensiones”. Se trata de un concepto que no es nuevo en Barcelona, aunque nunca había habido un museo tan grande y "completo".

Algunas de las salas no están mal para pasar el rato, para hacer la coña sacando fotos y jugando como un niño. Aunque entrar a todas ellas cuesta la friolera de 30 euros, según detallan los organizadores del evento a Metrópoli Abierta. Yupi, a rascarse al bolsillo. Espera: existe la opción de elegir y solo acceder a algunas salas en concreto. Entonces es más barato.

UNA CASA PARA GIGANTES Y OTRA AL REVÉS

La primera la instalación es “La casa de gigante”, donde hay desde fajos de billetes enormes, a un cepillo de dientes XXL. Los niños se emocionan: todos quieren sacarse fotos y verse minúsculos en la pantalla en comparación con los objetos. Luego el visitante se encuentra con el “Reino de los dulces”. Huele a nubes –de chuchería– y a unicornio empalagoso. Después del recorrido rosa, de repente, aparece en una playa con unas tumbonas y unos pingüinos. Sigamos avanzando.

Una joven posando con plátanos colgando del techo / PAULA BALDRICH

Una joven posando con plátanos colgando del techo / PAULA BALDRICH


Una sala curiosa –no apta para los claustrofóbicos o los paranoicos– es la del “Laberinto de los espejos”. Con los brazos hacia adelante cual zombie tienes que tratar de salir sin agobiarte (o pegarte un buen golpe) en el intento. Otra que tiene su gracia –y su truquillo– es la de la “Casa al revés”. La cama está en el techo, como cuando Marc Renton de Trainspotting vive ese delirio en pleno episodio de síndrome de abstinencia. Parecido, pero en versión amable y happy flower.

Un visitante en la sala La casa al revés / PAULA BALDRICH

Un visitante en la sala "La casa al revés" / PAULA BALDRICH


TERROR Y PISCINITA DE BOLAS

Para al que le guste el terror también hay una sala. Incluso para los niños que solo quieran jugar en una piscina de bolas: también hay. Otro laberinto que constituye un viaje sensorial es el del las cintas. Miles de cintas colgando recrean un caleidoscopio. El visitante avanza por el arco iris con miedo a chocarse con alguien. Con cuidado: es posible que pase.

Aunque la sala más random de todas es la última, la de "Maravillas y récord increíbles". Llena de datos y recreaciones. Por ejemplo, unas manos con las uñas más largas del mundo, el hombre más alto del mundo –“¿QUÉ?”– o métodos de tortura utilizados en la Edad Media, así como tradiciones en otros paíse. “¿QUÉÉ?” De esas curiosidades que dices, a ver, ¿esto es verdad o es una fake news? Parece que no mienten. Puedes ir a hacer el guiri y comprobarlo. Y hasta aquí puedo leer.