Una imagen de la periodista Gemma Parellada

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Vivir en Barcelona

Una nueva mirada a África

Esta joven y brillante periodista catalana se instaló en el continente africano nada más acabar la carrera para derribar clichés y estereotipos

4 diciembre, 2019 00:00

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Alma es una nueva manera de hablar de lo social. Con actitud y optimismo. Desde la diversidad y a partir de las historias de ”la Caixa” queremos ser también un punto de encuentro de las infinitas realidades sociales de nuestro mundo. Por eso Alma es la red social social.

Aprovechando que moderaba un debate sobre la desnutrición infantil en situaciones de emergencia, dentro del proyecto MOM de ”la Caixa” y ACNUR, mantuvimos una charla en CaixaForum Barcelona con Gemma Parellada, corresponsal en África para El País y para la versión en español de medios como la CNN y Radio Francia Internacional. Esta joven y brillante periodista catalana se instaló en África nada más acabar la carrera, dispuesta a derribar clichés en torno al continente, y ahora lleva ya más de 15 años ofreciendo una nueva y enriquecedora visión sobre los africanos.

¿Siempre quisiste ser periodista?
A mí siempre me ha gustado escuchar, leer y escribir y, de hecho, yo soñaba con ser escritora. Siempre he estado en contacto con la realidad y siempre me ha gustado escuchar historias y contarlas, así que estudié Periodismo. La curiosidad por lo que pasa a mi alrededor ha sido mi motor desde muy pequeña: cuando hay algo que no entiendo, necesito saber el porqué.

¿A eso responde tu decisión de instalarte en África?
Durante la carrera me interesé mucho por América Latina y África. Mientras estudiaba descubrí a través de una profesora lo que estaba ocurriendo en Congo, donde tenía lugar la peor guerra del mundo ante la indiferencia general. Empecé a buscar información y me di cuenta de que tenía que buscarlo todo en la prensa inglesa o francesa. Me pregunté: ¿cómo puede ser que no sepamos nada de la peor guerra del mundo, con tantos actores implicados? Al final, decidí que tenía que ir para ver qué estaba pasando, y me marché.

En Europa se suele asociar siempre África con las hambrunas, los conflictos, etc. ¿Querías mostrar que África es más que eso?
Lo primero que hay que hacer es cambiar de chip y aparcar la condescendencia, que es inconsciente pero omnipresente. Hay que abrir la puerta a toda la información africana porque la única manera que tenemos de conectar con otro pueblo es conocerlo. Además, el desconocimiento genera miedo, rechazo, racismo… Por eso creo que el primer paso es informar mejor, con un flujo constante, y considerar que no es un continente menos importante que los otros.

¿Cuál fue tu primer trabajo?
Al acabar la carrera fui yendo y viniendo. Primero estuve en Senegal, donde cubrí la guerra de Casamance, un conflicto de baja intensidad. Lo hice para probarme en todos los sentidos: cómo gestionaba el miedo, cómo me las apañaba sola, cómo manejaba los contactos, cómo era eso de publicar… Más tarde me fui al Congo para cubrir las primeras elecciones de su historia, en el 2006. Y mientras estaba ahí, la agencia EFE me propuso un puesto de editora en Suráfrica, donde estuve viviendo durante siete años, el primer año para EFE y luego el resto ya como freelance.

Retratos de la periodista Gemma Parellada

Retratos de la periodista Gemma Parellada


¿El hecho de ser europea y mujer tiene alguna incidencia en tu trabajo?
La verdad es que me ha afectado más el machismo aquí que allí. Es verdad que es algo que sorprende y sabes que en zonas de conflicto corres un riesgo añadido. Hay que saber gestionar esos riesgos y tratar de minimizarlos. Yo tengo la suerte de trabajar siempre con gente local y confío mucho en ellos, porque creo que debes adoptar el sentido común del sitio al que vas. Hay casos, por ejemplo, cuando hablas con ciertos líderes religiosos, en los que tu interlocutor no te mira a la cara, pero eso lo acepto mientras me cuente algo. De hecho, el ser mujer me ha llegado a ayudar, porque no te ven como un peligro y hablan más fácilmente contigo.

¿Qué te ha aportado África a ti personalmente?
Ahora mismo, África es mi vida. Es donde he pasado toda mi vida adulta. Ahí están mis amigos, mi trabajo, mi comunidad, todo… La adaptación no fue muy complicada, son sociedades muy abiertas, al menos donde yo he vivido: Johannesburgo, Abiyán y Goma, en el este del Congo. Incluso en los contextos más duros, la gente se ayuda más porque crece el instinto de ayuda mutua.

¿Tu experiencia en África ha cambiado tu punto de vista sobre Europa?
Yo ahora veo el mundo de forma muy distinta, lo veo ya desde el punto de vista africano. Muchas veces vamos a África con una actitud paternalista y ahora tengo claro lo mucho que tenemos que aprender de África, sobre todo en nuestra manera de ver el mundo e interactuar con él.

¿Qué opinas del proyecto MOM que han creado ”la Caixa” y ACNUR para tratar de reducir la malnutrición infantil en los campos de refugiados?
Lo más interesante de este proyecto es que está involucrando a múltiples actores y ha introducido novedades tecnológicas. Hay un cambio en la forma de actuar sobre los niños y con MOM se hace de manera colaborativa. Ha obtenido resultados muy buenos en Etiopía y es un cambio de enfoque muy interesante a la hora de ayudar. Se tiene más en cuenta a la población local, su entorno y se coloca a la persona, a las madres, en el centro de la acción. Hay que dejar de lado el paternalismo y dejar de tomar decisiones sin tener en cuenta las necesidades reales de la población.

¿Cómo ves el futuro de África?
África es el continente más joven y ahí es donde está el futuro del mundo. De hecho, vivimos gracias a los recursos naturales y minerales de África. A nivel tecnológico, hay muchos jóvenes estudiando informática y creando aplicaciones, especialmente las que responden a sus necesidades. Sin ir más lejos, las aplicaciones para las transferencias de fondos existían en Kenia antes de que llegaran a Europa. Vienen tiempos de muchos cambios y no sabemos hacia dónde nos van a llevar, pero lo mejor que podemos hacer para el bien de todos es respetarnos y conocernos un poco más. Creo que hay ingredientes para que la juventud africana tome las riendas de su futuro.