Imagen de archivo de la biblioteca del Ateneu Barcelonès / ATENEU BARCELONÈS

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Isona Passola se enfrenta ahora con la Escuela de Escritura del Ateneu Barcelonès

Los trabajadores de la escuela constituirán un comité de empresa ante el peligro de que se cierre el centro por una supuesta falta de solvencia

5 octubre, 2022 00:00

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Otro frente para Isona Passola, la presidenta del Ateneu Barcelonès, que no sabe cómo reorganizar la entidad tras la parálisis que provocó la pandemia del Covid. Ahora –tras el conflicto con el director de la Biblioteca, que despidió—se suma el problema con la Escuela de Escritura, un auténtico filón para el Ateneu en los últimos años. Ante unas afirmaciones de Passola en las que señalaba que la institución peligraba y que se había planteado “cerrarla”, los trabajadores de la escuela han elaborado un comunicado en el que rebaten la supuesta falta de solvencia y anuncian la decisión de constituirse como comité de empresa.

La Escuela de Escritura ha crecido de forma notable en los últimos años. Sus trabajadores, profesores de literatura en su mayoría, se han movilizado con celeridad. El pasado 22 de septiembre se convocó una primera asamblea con el objetivo de deliberar sobre la constitución de un comité de empresa. Con la asistencia del 85% de la plantilla, y el voto “unánime” de las 44 personas asistentes, se aprobó ese proceso tras un primer incidente indicativo de la situación extraña que se ha creado en el Ateneu.

PASSOLA LLAMA A LA PUERTA

Passola quiso dirigirse a los trabajadores justo antes del inicio de la asamblea y se le negó la entrada. “Como es sabido, la propiedad de una empresa, si no ha sido convocada, no puede intervenir en una asamblea de trabajadores, porque eso puede representar una vulneración de los derechos colectivos e, incluso, una coacción y, además, puede ser causa de una invalidación de la asamblea”. Passola, según el comunicado, respondió: “Pero la escuela es del Ateneu”, y la respuesta fue taxativa: “Precisamente por eso usted no puede entrar”.

El hecho que exponen los trabajadores de la Escuela de Escritura es que ha representado una buena parte de los ingresos económicos del Ateneu Barcelonès. Las cifras no han dejado de aumentar. Tras 25 años de funcionamiento, el centro se ha convertido en un referente para los que desean iniciarse en el oficio de escritor. Se sostiene con las inscripciones de los alumnos, que han pasado de ser unos 300 en el curso 2004-2005 a cerca de 2.400 matriculaciones en el curso 2021-2022. Respecto a la facturación, la Escuela de Escritura ha pasado de ingresar unos 140.000 euros en 2004-2005 a cerca de 1,4 millones de euros en el último ejercicio, en 2021-2022.

Los trabajadores defienden su papel central en el Ateneu Barcelonès, al señalar que los ingresos por las matriculaciones suponen una de las principales fuentes para la entidad, por delante “de las aportaciones que el Ateneu recibe de las cuatro administraciones públicas que la subvencionan”.

La presidenta del Ateneu Barcelonès, la productora de cine Isona Passola / EP

La presidenta del Ateneu Barcelonès, la productora de cine Isona Passola / EP

El objetivo, añaden, es defender a los alumnos: “Más de 1.000 personas han pagado por avanzado la totalidad del precio de los cursos anuales y bimestrales que se inician en la primera semana de octubre de este año. Son nuestro alumnado, con el que estamos absolutamente comprometidos. No dejaremos que su formación y su interés por la cultura en general y la literatura en particular se vean afectados ni por declaraciones desafortunadas ni por maneras de hacer y de gestionar ajenas a las del colectivo de profesionales de la Escuela de Escritura”. 

El frente ahora para Passola cobra otra dimensión. Tras enemistarse con el sector profesional de las bibliotecas, con cartas en las que recriminaban su decisión de despedir a Alex Cosials, el director de la Biblioteca del Ateneu, ahora es el colectivo de profesores de la Escuela de Escritura. El comunicado lo firman profesionales como Mercedes Abad, Melcior Comes, Inés Macpherson, Robert Juan-Cantavella, Eduardo González, Ramon Erra, Gerard Guix y el resto de trabajadores, hasta 53 firmas.