Turistas frente a un escaparate con souvenirs en la calle Ferran / HUGO FERNÁNDEZ

Turistas frente a un escaparate con souvenirs en la calle Ferran / HUGO FERNÁNDEZ

Vivir en Barcelona

El desmadre de los souvenirs, en el ojo del huracán

El Ayuntamiento realiza inspecciones, pero los vecinos no perciben ninguna mejora

6 agosto, 2019 00:00

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¿Qué es souvenir? Dices mientras clavas tu mirada en un salamandra de Gaudí y compras una camiseta de Leo Messi. La definición de souvenir es tan abstracta como la poesía. Esta falta de concreción ha llevado a cientos de tiendas de Barcelona a incluir obsequios –o recuerdos– camuflados entre sus productos habituales. Lo hacen porque triunfan entre los 12 millones de turistas que visitan anualmente la ciudad… Y los comerciantes lo saben. En pleno verano y en plena operación contra la venta irregular de productos en el espacio público, el Ayuntamiento de Barcelona ha sacado pecho.

Según ha destacado este lunes, desde febrero hasta julio se han realizado 183 inspecciones en establecimientos de la ciudad. Así, han detectado un 40% de incumplimientos en la normativa sobre souvenirs, en vigor desde 2008. El consistorio ha desplegado una campaña informativa y sancionadora cuya finalidad consiste en explicar a los comerciantes la normativa vigente y, posteriormente, realizar una segunda inspección en los casos en que se hayan detectado incumplimientos.

LOS VECINOS NO NOTAN LA DIFERENCIA

El consistorio ha inspeccionado 126 locales en el Eixample, 55 en Gràcia y dos en Horta-Guinardó, donde ha comprobado 74 incumplimientos en una primera ronda. Además, en el distrito del Eixample se han abierto 32 procedimientos sancionadores. Las multas oscilan entre los 500 y los 3.000 euros.

No obstante, vecinos de zonas turísticas consultados por este medio no han percibido ningún cambio que implique mejoras durante este año. Mientras los de Ciutat Vella se quejan de la proliferación de monocultivos en el centro de la ciudad, en la zona de La Salut-Sanllehy –donde se encuentra el Park Güell– denuncian la masificación.

CIERRAN LOS COMERCIOS DE TODA LA VIDA

“No se ha notado nada”, explica una de las vecinas y miembro de la asociación. “De hecho, el comercio en la Travessera de Dalt se está degradando tanto que cierran las tiendas convencionales para ponerse otras de souvenirs”, detalla.

Uno de los casos más sonados en Gràcia fue el de una tintorería de toda la vida ubicada en esta calle. La propietaria, de 60 años, decidió retirarse de la noche a la mañana. Y, de la noche a la mañana, la tintorería se convirtió la tienda de deportes Street Futbol. Así ha sucedido con varios comercios locales que se han trasformado rápidamente en tiendas o bares que piensan primordialmente en el turista.

Una de las tiendas que venden souvenirs en la zona del Park Güell / P.B.

Una de las tiendas que venden souvenirs en la zona del Park Güell / P.B.


UNA NORMATIVA AMBIGUA

Tal como coinciden vecinos y emprendedores, los más afectados son los comerciantes locales que tienen tiendas específicas de regalos. La normativa establece que aquellas tiendas que destinan hasta un 20 % de su superficie a vender souvenirs deben agrupar sus productos en un espacio determinado y diferenciado del resto de productos: debe estar rotulado y no visible desde la vía pública. De este modo, solo los locales con licencias específicas de venta de estos objetos pueden superar este 20 %.

Cabe recordar que hace poco más de un año el pleno del Ayuntamiento de Barcelona aprobó ampliar las zonas donde no se pueden abrir más tiendas de recuerdos. La prohibición se amplió a los entornos de la Sagrada Familia, el Camp Nou, el Park Güell, la Casa Vicens y el barrio de Sant Antoni. Pero hecha la ley, hecha la trampa. Los que abren hoy aprovechan ese 20 % y el vacío en la definición para enfocar su negocio al turismo.

Un turista rebusca entre los souvenirs que ofrece un vendedor ambulante / EUROPA PRESS

Un turista rebusca entre los souvenirs que ofrece un vendedor ambulante / EUROPA PRESS


EL 'TOP MANTA' APUESTA POR EL SOUVENIR

Se da la circunstancia que este balance llega justo una semana después de que el teniente de alcaldía de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, tomara cartas en el asunto para acabar con el fenómeno del top manta en la ciudad. Los vendedores ambulantes, aparte de la ropa, también centran su actividad en los objetos de recuerdos. Llaveros, imanes o pulseras, por ejemplo. El concejal puso en marcha una operación contra la venta irregular de productos en el espacio público y arrancó un dispositivo con 150 agentes de los Mossos d’Esquadra, la Guardia Urbana y la Policía Portuaria. 

El viernes pasado, el Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes de Barcelona se manifestó en contra del incremento de la persecución policial impulsada por el Ayuntamiento de Barcelona, el Gobierno catalán y el Estado. El sindicato acusa a las tres administraciones de “racismo institucional” y recuerda que la venta ambulante es la única salida para las personas que no tienen regularizada su situación administrativa.