Casa César Santurio: plateresco español, en Vallcarca

A partir de la construcción del puente de Vallcarca, en 1923, la calle de la Mare de Déu del Coll, entonces una colina verde, se convirtió en lugar de veraneo. Fue en esa época cuando Ramon Santurio Vives, abogado de Gràcia con residencia en la plaza de la Llibertat, decidió comprar una vivienda en esa calle residencial del, ahora, barrio de Vallcarca. Lamentablemente, el propietario no pudo disfrutar demasiado de su nueva casa, pues falleció poco después de estar acabada, así que fue su hijo César quien acabó por ocupar el inmueble y darle nombre.

La Casa César Santurio no pasa desapercibida, pese a que sus días de gloria han pasado de largo. Encajonada entre modernos edificios, atrapada en la estrechez de la calle y pese a las vistas a los contenedores de la acera de enfrente, su fachada pide a gritos que la miren de arriba a abajo y que le echen un piropo con foto incluida. Y si la suben a Instagram, mejor que mejor.

RECARGADA ORNAMENTACIÓN

Construida en 1925 por Manuel Joaquim Raspall, consta de semi subterráneo y dos plantas. Oberturas, puerta principal y ventanas balconeras presentan una recargada ornamentación que más parece estar inspirada en el plateresco español que en cualquier otro estilo arquitectónico catalán de la época, con semi columnas con relieves (demonios incluidos) y molduras de tipo vegetal. Tanto el balcón central como las ventanas presentan barandas de balustres y los dragones de forja vigilan la puerta principal. Es imposible no reparar en otro detalle: la cúpula que lo corona.

Al parecer en el plano original firmado por Raspall, la ornamentación prevista para la fachada era mucho más austera. ¿Qué pasaría por la cabeza del arquitecto? ¿O por la del propietario?  El caso es que no se parece en nada a otras de sus obras.

Con los años, la casa dejó de ser propiedad del heredero de Santurio y pasó a ser un hotel de 23 habitaciones con todos los servicios y comodidades, el Hotel Victoria. Y más tarde, en sede de la Residencia Llar Mare de Déu del Coll hasta 2019, cuando se reconvirtió en edificio residencial con diez “exclusivas” viviendas.

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