Fachada de la Casa Berenguer, en la Nova Esquerra de l'Eixample / INMA SANTOS

Fachada de la Casa Berenguer, en la Nova Esquerra de l'Eixample / INMA SANTOS

Vivir en Barcelona

Casa Berenguer: una alegoría de la actividad textil

Esta joya modernista con referencias goticistas, encargo de la sociedad textil Sobrinos de Berenguer, está considerada la obra más interesante de los hermanos Bassegoda

22 mayo, 2022 00:00

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Calle Diputació. Número 240… 242... 244… ¡246! Allí los pies se detienen frente el portón de madera abierto de par en par que deja ver el vestíbulo del edifico en todo su esplendor. Exhibicionismo puro que invita a entrar. La vista se pierde en cada detalle en un recorrido de abajo a arriba. Los ojos recorren el zócalo corrido, suben por los esgrafiados, descubren los estucados al fuego o planchados que decoran las paredes, pasan de puntillas por los motivos vegetales y se detienen en el techo de madera trabajada. Al fondo, en un lateral, llama la atención la garita de la portería, también de madera –obra del mueblista Joan Busquets, repito en silencio la documentación que he consultado–. Y en un último vistazo, salen al paso las luces originales de gas –obra de la empresa José Clavell, recito de memoria–.

Garita de la portería de la Casa Berenguer / INMA SANTOS

Garita de la portería de la Casa Berenguer / INMA SANTOS

ESTILO MODERNISTA CON REFERENCIAS GOTICISTAS

Junto a la garita de la portería, sale al paso la escalera de vecinos, de formas sinuosas y decorada con motivos vegetales de hierro fundido. Y es obligado cumplimiento recrearse en los vitrales policromados –obra del taller Espinagosa, apunta mi yo más repelente– mientras atisbo a lo lejos la caja de madera del ascensor, pura artesanía.

Este ir y venir de Barcelona de aquí para allí, me ha llevado por azar a descubrir otra joya modernista: la casa Berenguer. También es conocida como casa Casimir Clapés, el nombre del industrial de la sociedad textil Sobrinos de Berenguer, que encargó el proyecto a los hermanos arquitectos Bonaventura y Joaquim Bassegoda i Amigó en 1907. El propietario dio a los arquitectos total libertad para llevarlo a cabo, y el resultado no defraudó. Ni por dentro, ni por fuera. De hecho, está considerada como la obra más interesante de los hermanos Bassegoda y se encuadra en el estilo modernista, aunque contiene una buena dosis de referencias goticistas, como los balcones sinuosos del último piso.

ALEGORÍAS TÉXTILES

La fachada, de piedra, llama la atención por su riqueza ornamental, con elementos alegóricos a la actividad textil, como el de la tribuna central, que representa a una tejedora con un telar, rodeada de niños que acarrean las piezas de tejidos y otros utensilios, o la abeja que habita entre los balcones más arriba, símbolo del trabajo bien hecho, la perseverancia y el orden. Esta gran tribuna, que sirve de balcón corrido a del segundo piso, acoge tres plantas. En la última se aprecian dos balcones simétricos con una gran voladura y barandillas de forja. Y en la cornisa superior dentro de una hornacina, otra figura femenina sujeta un huso.

Un dato: La restauración se llevó a cabo en 1990, y se trató de conseguir la recuperación original de todo el edificio con toda la riqueza de los materiales que se habían empleado en su construcción inicial.

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