La borrasca Sancho llega a Barcelona: frío polar y alerta por fuertes lluvias

La borrasca Sancho ya ha llegado a Barcelona. Se trata de una masa de aire procedente de Islandia que viene acompañada de un frío polar y fuertes lluvias. De hecho, el Servei Meteorològic de Catalunya (Meteocat) ha activado la alerta naranja en el Baix Llobregat y el Garraf por la acumulación de agua, que en la jornada del lunes superó los 100 mililitros por metro cuadrado.

El aviso de peligrosidad es de tres sobre seis y se alargará hasta el miércoles a las 20:00 horas. "El incremento del caudal del río Llobregat ha superado ya el umbral de peligro. Máxima precaución en los puntos bajos y de cruce del río por el riesgo, durante las próximas horas, por inundaciones en zonas cercanas y afectaciones a infraestructuras ubicadas en zona inundable", decía Protecció Civil en sus redes sociales.

Lluvias abundantes este martes

En cuanto a las previsiones para este martes, 30 de abril, el clima será similar al de ayer. Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), las temperaturas máximas serán de 19 grados y las mínimas de 14. Las tormentas serán abundantes hasta las 18:00 horas y, a partir de entonces, se dejarán ver algunos claros, pero las lluvias no darán tregua hasta última hora del próximo miércoles.

Dos personas se resguardan de un temporal de lluvia EFE

La situación meteorológica para el Día del Trabajador tampoco dará pie a hacer planes al aire libre. Las precipitaciones serán las protagonistas durante todo el día. Además, bajarán ligeramente las temperaturas y soplarán rachas de viento de 15 kilómetros por hora, haciendo bajar aún más la sensación térmica.

¿Cuándo volverá el buen tiempo?

A partir del viernes se dejarán ver algunos claros y ya entrado el fin de semana volverá el sol a Barcelona. La situación climatológica tan inusual para esta época del año ha sido una muy buena noticia para la sequía, ya que tras meses con medidas restrictivas por falta de agua, el caudal de los ríos ha aumentado considerablemente tanto en Barcelona como en el resto de Catalunya, haciendo aumentar la capacidad de los pantanos, que se encontraba bajo mínimos.