La parroquia de Santa Agnès / INMA SANTOS

La parroquia de Santa Agnès / INMA SANTOS

Sarrià - Sant Gervasi

Esta fue la checa más sanguinaria de la guerra civil en Barcelona: el sótano de una parroquia en Sarrià

Las torturas eran tan crueles que incluso la iglesia disponía de un horno crematorio de cadáveres

8 mayo, 2024 11:31

Las checas fueron unas celdas cerradas por completo, sin barrotes, de sólo dos metros por un metro y medio de planta y dos metros de alto, una verdadera cámara de tortura. La más sanguinaria se encontraba en Barcelona, escondida en el sótano de la parroquia Santa Agnès de Sarrià.

Este tipo de celdas se utilizaron sobre todo durante la Guerra Civil. En un primer momento, las checas estuvieron regentadas por los anarquistas. Pero, tras los hechos de mayo de 1937, le tocó el turno a los comunistas, y la República puso al SIM (Servicio de Información Militar) como encargado de las torturas.

Torturas muy crueles

Entre los presos pasaron religiosos, civiles acusados de ser de izquierdas, carlistas e izquierdistas no estalinistas. Las torturas eran tan crudas --hierros candentes, picanas eléctricas en los genitales, levantamientos de uñas, palizas, ahogamientos con agua, mutilaciones, cuerpos descuartizados para dar de comer a los cerdos-- que incluso el sótano de la parroquia disponía de un horno crematorio de cadáveres.

Tras la guerra, se convirtió en centro parroquial, y entre 1953 y 1958, la iglesia fue ratificada. De estilo historicista, ocupa el lugar de la antigua iglesia del monasterio de las clarisas de Jerusalem, construido para ellas en 1882.

Historia de la parroquia

Durante la revolución de 1868, les habían arrebatado su antiguo convento, situado en el terreno sobre el que actualmente se levanta la Boquería. La Restauración monárquica solo pudo devolverles un solar que vendieron para levantar un nuevo convento en la calle de Sant Elias, en Sarrià. No se esperaban que una nueva revolución las obligaría, el 19 de julio de 1936, a abandonar una vez más su hogar. Y mucho menos, que aquel remanso de paz que habían creado se convertiría en un auténtico infierno: en la checa más sanguinaria de la ciudad.