La alcaldesa de l'Hospitalet y presidenta de la Diputación de Barcelona, Núria Marín / EFE

La alcaldesa de l'Hospitalet y presidenta de la Diputación de Barcelona, Núria Marín / EFE

¿Quién hace Barcelona?

Núria Marín, presidenta de la Diputación, gana peso político en Cataluña

El concepto de lealtad institucional de la alcaldesa de l'Hospitalet es radicalmente diferente al de Ada Colau

7 agosto, 2019 00:00

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Una de las sorpresas de las últimas elecciones municipales fue la aplastante victoria de la candidata Núria Marín en Hospitalet de Llobregat. Es la segunda localidad catalana por número de habitantes y nadie se esperaba la sorpresa: es más, las apuestas apuntaban a que el PSC ganaría pero necesitaría la ayuda de otras fuerzas para gobernar. Pero las urnas arrojaron unos resultados inesperados y le dieron a los socialistas una mayoría absoluta que se había mostrado esquiva en las últimas contiendas electorales.

La protagonista de la hazaña conseguía, así, una victoria histórica justamente 20 años después de que llegara como concejal rasa al consistorio hospitalense. Núria Marín es de l'Hospitalet. Allí nació el día de San Esteban de 1963. Tras picar piedra como militante socialista y como concejal de su localidad desde 1995 (de hecho, entró como funcionaria en el Ayuntamiento en 1985), finalmente en 2008 accedió a la alcaldía, justamente tras la marcha de Celestino Corbacho al Gobierno central como ministro de Trabajo e Inmigración. Hoy, las relaciones con el exministro son distantes. Desde el PSC se subraya que la alumna aventajó al profesor. “Le ganó la batalla tanto ante los cuadros políticos como ante los vecinos”, enfatizan las fuentes. Diplomada en Ciencias Empresariales, comenzó su carrera política militando en la Joventut Socialista de Catalunya (JSC).

En 2011 se presentó por primera vez como cabeza de lista del PSC y ganó la alcaldía, al tiempo que entraba a formar parte del Consell Nacional del partido. Obtuvo 13 concejales de 27, más del doble que su principal rival, el PP, que se quedó con 6. En el 2015, bajó a 11 y el voto se diseminó. Su siguiente rival, Ciudadanos, se quedó con 4. Y en el 2019, subió 13.000 votos y obtuvo los ansiados 14 concejales, lejos de los 5 de ERC, su principal rival. Por su cargo, ejerció también como vicepresidente del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y de la Federación de Municipios de Cataluña (FMC).

AMISTAD CON RODOLFO ARES

Este mes de julio, tras duras negociaciones, consiguió que Junts per Catalunya (JxCat) apoyase su candidatura para gobernar la Diputación de Barcelona y Marín se convertía así en una de las principales autoridades de Cataluña.

Algunos ven su futuro en Madrid, pero ella está, en realidad, muy arraigada a la tierra. Durante las primarias del PSOE se la ubicó en el bando de Patxi López, a pesar de que jamás se decantó por ninguno de los contendientes, mientras que su marido, José Luis Hernández, también militante socialista, sí se implicó en la campaña del vasco. A ello contribuyó que en l'Hospitalet acogiese a la andaluza Susana Díaz en un mitin en el clímax de la pugna de ésta con Pedro Sánchez. Las relaciones con la andaluza, sin embargo, según fuentes cercanas a Marín, no fueron nunca fluidas. De todos modos, supo nadar y guardar la ropa no decantándose públicamente por ninguno de los contendientes. “Optó por mantener una política de buenas relaciones con todos”, explica a Metrópoli Abierta una fuente socialista. Lo que permanece intacta es su amistad con el vasco Rodolfo Ares, exdiputado del PSE y exconsejero de Interior vasco, con quien no sólo mantiene excelentes relaciones, sino que incluso los matrimonios suelen veranear juntos y han recorrido medio mundo.

UNA POLÍTICA DE BARRIO

Dice en su página web personal que nació el mismo año en que Martin Luther King pronunció el discurso I have a dream, “cosa que quizá fuera una premonición, porque soy soñadora y optimista, a la vez que realista, exigente y nada conformista”. Vive en el barrio donde nació y pasea por la ciudad saludando a los vecinos. Come en el mismo bar que hace muchos años y compra en las mismas tiendas. En su niñez, asegura, tomó conciencia de las deficiencias de los barrios y tomó nota para poder hacer algo en el futuro. Y lo ha hecho. La transformación de l'Hospitalet es sólo comparable a la de la Barcelona de las últimas décadas.

Marín tiene una elevadísima conciencia de la institucionalidad. Los desplantes de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, (negativa a asistir a determinados actos o a reunirse con determinadas empresas o colectivos) son impensables en una alcaldesa como Marín. Hay un detalle que remarca su diferente manera de ser: lo primero que hizo Colau al ser reelegida alcaldesa fue lo contrario: volver a colgarlo. Son dos modos diferentes de entender el servicio a la comunidad y de interpretar las normas legales. Marín repite siempre que es una servidora de lo público y que la institución está por encima de los deseos personales del político de turno. Ese elevado concepto de la responsabilidad institucional le ha llevado a levantar una ciudad nueva en relativamente poco tiempo. Su posicionamiento político, además, quedó meridianamente claro: lo primero que hizo al llegar al cargo fue ordenar retirar el lazo amarillo de la fachada de la Diputación para preservar el carácter neutral de la institución.

Además, jugó sus cartas de una manera inteligente, promoviendo polos de desarrollo empresarial y comerciales recogiendo algunas de las empresas o los negocios que Colau echaba de Barcelona, entre ellos proyectos hoteleros. Al menos, durante una temporada, porque en marzo de este año aseguraba que “ante recogía los proyectos que a Barcelona no le gustaban y eso ha cambiado. Nosotros elegimos qué cosas queremos acoger y qué cosas nos interesan. Incluso nos permitimos el lujo de devolver algunas cosas de Barcelona que no nos gustan”. Así lo espetó el pasado mes de marzo en el acto de presentación de su candidatura como alcaldable.

DIÁLOGO SIN FRONTERAS

Partidaria del diálogo sin fronteras, aseguró siempre que está dispuesta a sentarse con quien sea necesario para conseguir acuerdos que beneficien a los vecinos de su ciudad. En la última legislatura, la oposición le crucificó por pactar con dos concejales que abandonaron la candidatura de Ganemos (y que en las últimas elecciones se presentaron por Izquierda en Positivo). Pero el apoyo de los dos ediles le dio una estabilidad crucial para impulsar los proyectos de crecimiento urbanístico.

Desde la oposición subrayan que su política es más populista que de izquierdas y que el crecimiento de la ciudad se ha realizado gracias a la especulación urbanística y la recalificación de terrenos. Critican su búsqueda de cadenas hoteleras que vayan a l'Hospitalet y aseguran que quiere construir 26 rascacielos, además de acusarla de acabar con casi todas las áreas agrícolas de la localidad en una estrategia de crecimiento antiecologista. Sin embargo, desde las filas socialistas se apunta a que se ha realizado una labor seria y de impulso de la economía y del bienestar de los vecinos, al tiempo que ha dignificado los barrios y ha abierto l'Hospitalet al mundo.

“Lo de los 26 rascacielos es de chiste –explica a este diario una fuente del PSC-. Lo que hay es un proyecto para ubicar en el entorno de Gran Via un potente cluster de biomedicina, junto a los hospitales. Y por ello se deben generar espacios donde ubicar a las empresas de servicios terciarios que se vayan a ubicar”. También rechazan el aniquilamiento de la agricultura. “El único espacio agrícola de la ciudad es Can Trabal, una finca perteneciente a un latifundista, pero su explotación no da ni para subsistir una familia durante un año. Además, parte de su terreno se lo ha comido un parking de camiones. En ese espacio, además, el Ayuntamiento tiene la intención de promover la construcción de un parque público, que sería el mayor del área metropolitana”.

UN ACTIVO DEL PSC

El paralelismo con la andaluza Susana Díaz es inevitable. La lideresa del sur comenzó también muy joven a militar en política y fue picando piedra como fue subiendo peldaños hasta convertirse en presidenta de su comunidad. Se da la circunstancia de que Susana Díaz, se afilió con 17 años a las Juventudes Socialistas de Andalucía, de las que fue elegida secretaria de Organización con 23 años. Y a los 25 años concejala de Sevilla. Núria Marín se afilió a las juventudes a los 18 años y a los 22 años ya era la directora del Mercat de Santa Eulàlia.

Susana Díaz estaba ya posicionada cuando el líder del PSOE andaluz, José Antonio Griñán, decidió retirarse. En Cataluña, Marín está bien colocada: es adjunta a la primera secretaría. Es decir, está al lado del líder del PSC, Miquel Iceta. ¿Será la Susana Díaz de esta comunidad?. “Es imposible saberlo. De momento, Miquel Iceta es quien dirige el partido y tiene cuerda para rato. De lo que no hay duda es de que Núria Marín es uno de los principales activos que tiene el PSC en la actualidad”.