Dolors Sabater se encargará de presidir la comisión del Parlament de Cataluña que estudiará el modelo policial autonómico. Se trata de la “auditoría más grande de la historia” sobre el cuerpo de los Mossos d’Esquadra, en palabras de la diputada de la CUP que dirigirá el estudio sobre la labor policial en torno a las actividades políticas, las labores de información, el sistema de vigilancia, la revisión del orden público; en fin, una inspección formal e íntegra sobre la policía autonómica.

Nada de esto se entendería sin tener en cuenta que los nueve diputados de la CUP dan la mayoría absoluta a la coalición ERC-JxCat. El primer fruto de ese pacto, firmado inicialmente por los republicanos y los antisistema, es la retirada de la Generalitat como acusación particular contra Marcel Vivet, un activista que agredió a los Mossos d’Esquadra y que –mira tú por dónde-- se ha convertido en tertuliano de Catalunya Ràdio.

La mayoría que gobierna Cataluña permite que un grupo antisistema y antieuropeo como la CUP dirija la comisión encargada de diseñar el modelo policial para el futuro. Un grupo que no se ha pronunciado sobre el manifiesto de Bildu y Sortu sobre el décimo aniversario del final del terrorismo de ETA, porque de hacerlo, antes tendría que condenar el atentado de Hipercor de 1987 en Barcelona donde 21 personas perdieron la vida.

Es verdad que los diputados Eulàlia Reguant y Carles Riera se ha apresurado a presentar ese nuevo papel fiscalizador como aval de cara a las elecciones municipales de Barcelona de 2023, pero también lo es que antes de eso se han ocupado de crear una policía particular en la que se engloban los escoltas que escapan del régimen de los Mossos y que incluye a los pretorianos de Quim Torra. Estamos viendo crecer ante nuestros ojos la construcción del entramado de la vida de los otros. Todo por la patria, no versión la stasi de la RDA, ni la brigada político social del franquismo, sino la patriótica catalana.

La policía autonómica no para de denunciar la ola de violencia que de forma impune se cierne sobre sus efectivos, mientras que los responsables políticos, como el conseller Joan Ignasi Elena, no solo miran hacia otro lado, sino que colaboran activamente en la creación de una policía paralela y política. Saben que han aceptado poner a la zorra de vigilante del gallinero. ¡Todo sea por la patria!