La hemeroteca es un pozo sin fin y un látigo para aquellos que ahora descubren la verdad. Ada Colau ha negado el permiso a la asociación Barcelona con la Selección para instalar una pantalla gigante en el ámbito público para ver los partidos de la selección española. El argumento del Ayuntamiento ha sido que Qatar es un país autoritario.

Que Qatar es autoritario no es una novedad, pero como argumento se cae por su propio peso porque la alcaldesa se ha negado a instalar estas pantallas en otras ocasiones y no precisamente porque se jugara el partido en Qatar, sino porque el protagonista era España, la roja, la selección. Por la misma regla de tres municipal, no recuerdo ninguna diatriba de la señora Colau rasgándose las vestiduras porque el Barça luciera en su camiseta publicidad del emirato catarí. Ni tampoco se pone en cuestión que el Barça juegue con el PSG de París, propiedad de Qatar Sports Investments dirigida por Nasser al-Khelaifi.

Sin embargo, Colau tira de argumentario cortina de humo para evitar que se vea a la Selección Española en acción. La entidad Barcelona con la Selección hará posible que se vea el partido con Alemania que a tenor de lo sucedido en la primera jornada del grupo lo pone interesante. Los alemanes perdieron con Japón y España apalizó a Costa Rica, ergo Alemania necesita ganar para seguir viva y España ganar para garantizarse el pase a la siguiente ronda eliminatoria. Le guste o no al equipo municipal, que hace cuatro días metió a Barcelona a favor de la amnistía y la autodeterminación, el partido será visto por miles de catalanes se juegue en Qatar o en Pekín. Por cierto, tampoco se oyó nada de Colau sobre las olimpiadas en el gigante asiático ni tampoco con los mundiales de hace cuatro años en Rusia, que ya había ocupado el Dombás.

El problema de Colau es que en el tema nacional da una de cal y otra de arena. Se pone la capa en función de cómo sople el viento. Y asume, sin titubear, que los aficionados que ven la selección son unos españolazos, en terminología de la trilogía Terra Alta de Javier Cercas, conservadores. Más bien fachas, para ser precisos. En otros momentos, considera que a estos españolazos hay que atraérselos y ningunea al independentismo, y lo contrario se arrumaca con los secesionistas si la cercanía electoral así lo requiere.

Eso se llama alcaldesa veleta. Pero, la razón de ser de la prohibición es que España le da urticaria, aunque esté preparándose la salida del ayuntamiento bajo palio en la candidatura de Barcelona del Sumar de Yolanda Díaz para unas elecciones “españolas”. El futbol va más allá de las ideologías. No todos los culés son indepes, ni todos los pericos constitucionalistas. Los del Real Madrid en Cataluña tienen una lógica transversal y no les digo nada de los del Betis. Ver la selección va más allá de la ideología de cada cual y se verán los partidos de España en Qatar, más allá de lo que se piense sobre ese país, su cultura y su forma de estado. Incluidos aquellos a los que el futbol ni les va ni les viene, pero que los mundiales tienen un no sé qué que hace que se vean los partidos más esotéricos como, por ejemplo, un Ghana-Ecuador.

Refugiarse en estas cuestiones políticas para impedir colocar una pantalla es miope y populista barato. Es cinismo lo que se vive en occidente. Mucho bla, bla, bla de puertas adentro pero ningún país se ha bajado del carro y ninguna selección se ha puesto el brazalete arcoiris. El problema es que la alcaldesa no está a la altura ni en las cosas mundanas. Porque sus razones son simplemente mentira. No quiere la pantalla porque España le da grima. Solo para lo que quiere claro. El que es mediocre es mediocre se trate el tema que sea. La prueba del algodón señora Colau la podrá conseguir tras el partido España-Alemania. Mire las audiencias en Cataluña, y en Barcelona of course. Seguro que se llevará una sorpresa. Lo dicho ¡Viva la roja! ¡Abajo el cinismo!