“Con uno ya basta”, dijo Sergi Vicente, director de Betevé y sin embargo buen profesional del periodismo. Se refería al bodrio propagandístico que intentó imponer Ada Colau para espanto de adultos sensatos y entontecimiento masivo de inocentes criaturas. Agravado su egocentrismo, la alcaldesa se diseñó un programa sabatino a medida. Con ella como estrella y los pequeñines como comparsas de su circo. Tanto metafóricamente, como desde el punto de vista ético, estético y televisivo, era como poner un pederasta al frente de una guardería infantil. Suerte que el director dijo: “y no más”. Con mayor razón cuando se supo que la diva venía avalada y aprobada por Rafael Ribó, vetusto comunista rico y síndico de agravios a costillas de los pobres agraviados.  

Con los méritos de Colau como actriz, el fracaso estaba garantizado y la criatura de Betevé nació muerta. En su currículo laboral figura: “me disfracé de gato y de Papá Noel, regalando globos a los niños”, y participar en la serie Dos + Una de Antena 3. Allí interpretó a Luci, la mayor de tres hermanas que parecían trillizas y le gustaban el teatro, el cine, el baile y un novio llamado Manel. Como no fue éxito de público ni de crítica, con una temporada hubo más que demasiado. En cuanto a sus conocimientos de pedagogía, al poco de tomar posesión de su vara municipal alardeaba de que su hijo, de tan sólo cuatro años, gritaba: “Sí se puede, si se puede, cuando ve una señal de tráfico de stop, ya que lo asocia con el anagrama de stop desahucios”.

O era un reflejo condicionado y conductista como aquel del perro de Pavlov, o estricto adoctrinamiento infantil. En ambos supuestos, nada que ver con la educación, la formación y el pensamiento libres de personas libres en sociedades libres. Las primeras víctimas de su letal idea de la libertad pueril fueron el Salón de la Infancia, y la exitosa pista de hielo navideña en la plaza de Catalunya, que sustituyó con armatostes cutres y rellenos de demagogia populista.

Ante tal contexto, es de agradecer que el director de Betevé evitase males mayores como que Colau se ornamentase con un bigote estilo Maduro y le acompañase el coro académico y pedagógico de su sección femenina formado por Águeda Bañón, Gala Pin, Laura Pérez, Laia Ortiz, Janet Sanz, Vanesa Valiño o Tania Guerrero, entre otras eminencias con parejas incrustadas en la casta del poder municipal. Y debidamente orientada por Jordi Borja, siempre como regidor de plató tras las bambalinas.

Tal vez el digno servicio prestado por Sergi Vicente a una buena televisión pública le cueste su cargo. Ningún problema. El fullero y fallero mayor que dirige TVNodo-3 está sobradamente preparado y predispuesto para mangonear más televisiones sectarias. Así, Colau podrá tropezar más veces con la mismas cámaras que tanto le gustan, aunque no la quieren ni en pintura. Mientras, el sentido común aconseja no dejar que las criaturas se acerquen a su teoría y práctica de la televisión y la pedagogía.