Cuentan los periódicos que los muchachos de Facebook se instalarán en la Torre Agbar para combatir las «fake news». Las «fake news» son las mentiras de toda la vida, y las medias verdades, pero pasadas por las «redes sociales», que son sitios de internet donde reina la estupidez. Por uno que pilles en Twitter que diga cosas con cara y ojos serán cien los energúmenos. Sólo hay que ver el empleo que hacen de las redes sociales presidentes con peinados extraños, echando pólvoras al fuego y jugando a ver quién la tiene más larga. Ay, Señor... Qué mundo, éste.

Nos dijeron que internet ayudaría a propagar la cultura y la ilustración, pero ya ven. No me pilla por sorpresa, porque lo mismo dijeron de la televisión y sólo hay que verla. Hasta, si me apuran, cuando inventaron la imprenta la liaron tan gorda imprimiendo panfletos que tuvimos Reforma, Contrarreforma y la Guerra de los Treinta Años.

Por eso digo: ¡Crudo lo llevan los muchachos de Facebook! Uno cree en lo que quiere creer y niega la verdad que no se amolda a sus creencias. Bien pronto lo han aprendido algunos líderes de la política. Con descaro y cinismo, mienten y se chorrean en la razón, la crítica o la reflexión mientras su público aplaude. Como dijo uno, pan no habrá, pero nos sobra circo.

Mientras esto escribo, el procesismo discute si Pilarín Bayés va a ser presidente o mejor que vayamos a elecciones y las «fake news» salen de hasta debajo de las piedras. Llevamos años con esta tontería y ya he oído más de una vez que Cataluña es un laboratorio de «fakenewismo». Aquí, me cuentan, «ha mostrado su gran potencial». Podría haberlo mostrado en Pernambuco, digo yo, maldita mi suerte.

Pero ¡atención! Quien dice Cataluña, dice Barcelona, la parte urbana de la misma, y no por más cosmopolita menos idiota que el resto. Y en Barcelona se va a librar una batalla electoral larga y encarnizada. Verán: el gobierno municipal no da más de sí y falta un año todavía para las elecciones municipales. Traducción: a partir de ahora, quien no las da, las toma. Se dice que se están agotando las existencias de «fake news» de los grandes almacenes y el gobierno municipal ya ha empezado a presentar algún que otro proyecto guay del Paraguay, de ésos que molan mucho, aunque venga falto de sustancia. La alcaldesa se pondrá estupenda a favor de donde sople el viento, como es su costumbre, y no digo los demás. Me queda por saber si un discurso hueco es también una «fake new» o qué. Tendré que preguntar.

P.S.(1): ¡Caramba! Ahora me dicen que lo de Facebook es una «fake new». Resulta que lo que van a montar en Barcelona es un «competence call center» de un «outsourcing» alemán que forma parte del «networking» de Facebook, lo que me lleva a...

P.S.(2): ¡A tener que aprender inglés! ¡Coño! ¿Tanto cuesta decir que una empresa subcontratada por Facebook viene a Barcelona a montar una central de atención telefónica?