Desde el gobierno de la ciudad de Barcelona, desde los comunes concretamente, se insiste una y otra vez en la importancia de los procesos participativos. Procesos que, pese a que pueden ser muy importantes, acaban siendo procesos que no implican a un porcentaje considerable de la ciudadanía de Barcelona.

La ciudad cuenta con más de millón y medio de habitantes, y en gran parte de los espacios de participación no se llega a contar apenas con unas cuantas decenas. Lo de la participación es interesante, pero los procesos son francamente mejorables. Entiendo que es complicado, pero en eso Barcelona tiene todavía un gran camino por recorrer, y de hecho debe recorrerlo. Es reseñable el hecho de que en los distritos de la ciudad acaban participando siempre los mismos. Y eso debería hacernos pensar. De hecho es poco común conocer a gente que participe regularmente de este tipo de actividades participativas.

Ahora desde el gobierno de Ada Colau se vende como un gran logro el desarrollo de los primeros presupuestos participativos. Recapitulemos un poco de información sobre el tema. De entrada se reservaron unos 90 millones de euros para destinar a los procesos participativos de los diferentes distritos. Al final la cosa ha quedado en 30, y por el momento parece que se han recogido unos 36.000 votos. Volvemos a lo de siempre. No ha participado prácticamente nadie. Y aquí alguien debería empezar a preguntarse el motivo.

Podríamos pensar que los barceloneses no estamos nada interesados en la gestión de nuestra ciudad, o quizá el motivo podría ser que la ciudadanía considera inútil participar. Pero la realidad es mucho más sencilla. El problema principal es que no se entera nadie de que existen estos procesos participativos. Y los que se enteran son los que están muy metidos en el tema municipal.

La idea de unos presupuestos participativos no es mala. Se plantean una serie de opciones y las más votadas en cada distrito se aplican. Pero en más de una ocasión me he preguntado una cosa. ¿De qué nos dejan participar exactamente?

Si uno se dedica a echar un ojo a las propuestas que encontramos en la web decidim nos damos cuenta de que la mayoría van enfocadas a temas como la accesibilidad, la creación de espacios verdes o cambios en calles que parece lo necesitan. Hasta aquí está todo muy bien. Bueno, menos la comunicación y el número de participantes, pero como concepto nada que objetar.

Donde uno se puede poner un poco más puñetero es en lo del concepto participación en sí misma. En quien acota la participación y sobre todo a qué en concreto la acota. En las últimas semanas hemos ido leyendo día tras día como salen nuevas informaciones y nuevos datos de adjudicaciones a dedo a diferentes entidades que, supuestamente, realizan una labor importante para el Ayuntamiento. Lo que yo me pregunto es por qué no nos dejan hacer un proceso de participación para decidir a quién damos las ayudas. Si todo es tan transparente, ¿Por qué no dejamos que sea la ciudadanía quien decida también que entidades se llevan las millonadas que han recibido entre otros los amigos de Ada Colau del observatorio DESC?

Lo de enarbolar la bandera de la participación para cosas menores es un imponente ejercicio de marketing que solo pretende hacernos creer que pintamos algo como ciudadanos en un gobierno que parece abusar de los contratos y subvenciones a dedo a entidades afines. Que en lugar de pasar según que temas de forma pública parece preferir hacerlo a dedo.

No seré yo quien reclame que nos pongamos a participar a diario para decidirlo absolutamente todo, pero creo que no podemos conformarnos con una participación mal hecha y a medias con fines meramente estéticos que suenan bien, pero no arreglan nada. Eso es trampa.

Me preocupa y mucho el grado de transparencia y fiscalización que se hace de las contrataciones y subvenciones públicas. No puede ser que los informes de la Oficina de Transparencia y buenas prácticas lleguen siempre tarde. No puede ser que quienes se llenan la boca de participación y transparencia lleven semanas con la duda sobre sus adjudicaciones sobrevolando el consistorio. Porque en temas de asignaciones públicas hay que ser muy cauteloso y la ciudadanía pierde la confianza en aquellos que hablan mucho de transparencia y participación pero luego no cumplen. Que den explicaciones, que las den rápido y ya si quieren, que nos dejen decidir cosas más interesantes que el asfaltado de una calle.