Todos recordamos la época en que las diputaciones eran execradas por los nacionalistas como símbolo de una injerencia intolerable en las cosas de los catalanes. Sobre todo, si estaban en la oposición, pues ya dijo Giulio Andreotti que el poder desgasta mucho a los que no lo tienen. Pero ya hace tiempo que nadie reclama el final de las redundantes diputaciones, pues disponen de un presupuesto que va muy bien para colocar a lo más inepto del partido o para despistar monises hacia el prusés aunque haya que sacarlos de las ayudas al tercer mundo. Así hemos llegado a la situación actual en la diputación de Barcelona, donde ERC y Junts x Cat protagonizan estos días un espectáculo bochornoso para ver quién se hace con el chollo.

Si los indepes supieran lo que es la coherencia, lo normal es que republicanos y post convergentes hubiesen llegado a un acuerdo para repartirse el dinero y que no se llevasen ni un euro los del 155, pero como rige entre ellos un odio sarraceno -similar al de culés y pericos, que se detestan más entre ellos que a ese enemigo común que debería ser el Real Madrid-, los sociatas se han metido por en medio a ver qué pillaban. Y los de Junts x Puchi, demostrando que ya han visto que lo de la independencia va para largo -mantienen el tema únicamente para tener a las masas preparadas para las previsibles algaradas tras la sentencia del Supremo en el caso de los héroes de la república-, han preferido pactar con los de Iceta porque están hartos de que las huestes del beato Junqueras -que también pactan con el PSC- se les coman la merienda. ¿Respuesta de ERC? Indignación y acusaciones de conchabe con los anticristos del PSC. Oferta de la presidencia de la diputación a los neo convergentes, aunque la cosa dependa de los comunes, que antes muertos que pactar con la derechona catalanista; oferta de revertir todos los pactos firmados con las fuerzas del mal hasta ahora, complicado porque en los pueblos nadie está dispuesto a echarse atrás. Resumen de la situación: todo el mundo se queda con la impresión de que los indepes están metidos en una merienda de afroamericanos que da pena verla. Y con la de que aquí ya nadie se acuerda de la independencia, pues de lo que se trata ahora es de pillar todo el cacho autonómico posible.

Los casi mil millones anuales de la diputación de Barcelona dan para mucho. Y si además de hacerte con ellos, consigues chinchar un poco más a tus supuestos compañeros de lucha, pues todo eso que te llevas. Lo de Ho tornarem a fer quiere decir en realidad que se seguirá chupando del bote todo lo que se pueda y más. Eso sí, tossudament alçats para hacerse con la pasta, que no está siempre a una altura fácil de alcanzar.