Hace unos días (16 de junio) me invitaron a la party de celebración del segundo año (1+1) de Casa Seat, epicentro de la innovación y la creatividad en la Barcelona del siglo 22. Sí, sí, 22… Siempre un paso por delante de la cotidianidad presente.

Wayne Griffiths, CEO de Seat y Cupra (se autodefine como rebel with a cause) compartió con todos nosotros su amor incondicional por esta ciudad, que vive, transita, conoce y adora desde hace ya más de treinta años.

A continuación, el siempre encantador e inquieto Gabriele Palma, Director de Casa Seat, nos recordó que una ciudad son sus ciudadanos, los hombres y las mujeres que le dan personalidad y carácter, más allá de los edificios emblemáticos, los jardines, las calles y las plazas.

Esta casa de los creadores, situada en la estratégica confluencia entre la Avenida Diagonal y el Paseo de Gracia (¡más céntrico imposible!) se ha convertido, por méritos propios, en el meeting point de casi todo lo más inspirador que se cuece en la capital catalana: música, literatura, cine, arquitectura, tecnología, pensamiento, urbanismo, movilidad, escenarios de futuro, gastronomía…

¡Sincronicidades alucinantes! Y es que fue precisamente un 16 de junio del año 1904 cuando un tal Leopold Bloom cruzó (literariamente hablando) su Dublín natal, en un solo día, gracias a la mastodóntica, mítica e idolatrada novela entre novelas, el Ulises de James Joyce.

Cada 16 de junio se celebra en la capital irlandesa (y en otras partes del mundo devotas de Joyce) el Bloomsday, para conmemorar y recordar la hazaña vital del bueno de Leopold.

Y es que Joyce también necesitó una home, sweet home para que su magna obra viera la luz y tuviera un cobijo confortable y digno. Fue gracias a la editora Sylvia Beach que desde su librería y editorial parisina Shakespeare & Company decidió imprimir el libro y convertirlo en un fenómeno que trasciende épocas y estéticas.

Seguro que si Joyce, ahora mismo, viviera en Barcelona, y necesitara una Casa para albergar y dar a conocer sus creaciones, se enamoraría de Casa Seat.

En estos dos años tan difíciles (pandemias, guerras, crisis…) Casa Seat ha convocado a más de 250.000 visitantes y ha organizado centenares de eventos de altísima calidad.

Las ciudades cosmopolitas de nuestro tiempo se caracterizan por una ineludible vocación de convertirse en motores de la creatividad y la innovación. Desde luego no se me ocurre una mejor metáfora que hablar de motores para entrar en el universo cultural y ciudadano de esta reconocida marca de automoción, ya que ha apostado con toda su fuerza y convicción por generar un espacio singular de encuentro y promoción de todo lo que tiene que ver con el factor humano en sus múltiples dimensiones.

Barcelona necesitaba un ágora como esta, porque las ideas requieren plataformas de lanzamiento, escaparates, intersección de voluntades y proyección de futuro.