Hace unos días se publicó el barómetro de la ciudad. Podríamos entrar en muchos detalles pero para mi, el resumen es que los barceloneses somos inasequibles al desaliento. Según el barómetro los barceloneses tenemos la percepción de que las cosas van mal en la ciudad, en nuestra comunidad autónoma y en nuestro país. El 60% de los barceloneses considera que Barcelona, Cataluña y España han empeorado en el último año, pero más del 50% considera que las cosas irán mejor el año próximo. La única explicación para que la mayoría de la gente de Barcelona piense así es que somos optimistas por naturaleza.

Si pensamos de forma racional sobre el escenario posible de un futuro cercano podemos asumir que, a priori, es complicado  albergar esperanza de mejora debido a los estragos que viviremos por culpa del maldito virus que pasea por nuestras calles. Sin embargo, el virus no se ha convertido en la principal preocupación de los barceloneses. Según el barómetro el problema más grave es la inseguridad. Muy por delante de los problemas económicos, el paro o la Covid-19.

Algunos se llevan las manos a la cabeza cuando afirmamos que Barcelona tiene un problema evidente de seguridad. Cuando lo afirmamos nos llaman alarmistas, pero resulta que la ciudadanía tiene esa misma percepción. Son muchos los barrios que sufren esta inseguridad, y la respuesta del Ayuntamiento de Barcelona no está siendo suficiente pese a los esfuerzos que parecen poner en este tema.

Me llegaba el otro día un mensaje de una vecina de Barcelona en el que me alertaba de los robos que estaban sufriendo sus vecinos. Me envió una foto en la que se veía un cabo con un seguido de nudos que los ladrones utilizaban para subir por los balcones. Los vecinos están lógicamente preocupados, y repiten una y otra vez que las respuestas no pueden ser a medio plazo. Tienen razón. En estos últimos plenos de distrito hemos podido ver como algunos grupos de la oposición se han preocupado por esta temática, y por desgracia las respuestas de gobierno no han sido más que evasivas y promesas a futuro. La inseguridad en nuestra ciudad es necesario combatirla sin dilación. No vale hablar de un incremento de efectivos a futuro. No basta con decir que las cosas van mejor ni con pedir que no exageremos los sospechosos habituales de siempre.

Las cifras abalan una y otra vez que la situación de la ciudad es preocupante. Hace unos días la Cambra de comerç de Barcelona hacía público un documento de análisis sobre la seguridad en el comercio y el turismo, y los datos, desgraciadamente dejaban a Barcelona todavía en peor lugar que otras ciudades de España como Madrid. El problema con la seguridad en nuestra ciudad es un problema urgente, y es necesario que se planteen medidas de choque ante esta problemática.

Durante este año hemos visto que las soluciones del gobierno municipal no están siendo suficientes, las propuestas buenistas de ERC van siempre en la dirección de potenciar la educación y concienciación, cosa que nos parece a todos maravillosa siempre y cuando no tengamos un problema acuciante de seguridad debajo de nuestra casa. Las medidas a medio plazo como estas quedan siempre muy bien sobre el papel, y es cierto que son importantes, pero todos sabemos lo que significa seguridad. Significa conseguir que baje la delincuencia, significa sentirse seguro, y por lo que dice el barómetro en Barcelona no nos sentimos demasiado satisfechos con los niveles actuales de seguridad.

Es cierto que en un país en el que es sabido que los delincuentes entran y salen de las comisarías de forma sistemática sin ningún problema es complicado establecer medidas que mejoren la seguridad. Por ello es necesario pasar de la retórica vacía o largoplacista a planteamientos de urgencia.

Es tramposa la argumentación que algunos políticos de gobierno esgrimen al hablar de seguridad en estos últimos días.  Afirmar que la delincuencia ha bajado en tiempo de confinamiento debería dar vergüenza ajena a quien ha pretendido mediante esta afirmación hacernos creer que el problema está controlado. Podemos asumir que ha habido una bajada importante debido al confinamiento, pero no es difícil inferir que el repunte de delincuencia está por llegar.

No necesitamos más falsas esperanzas ni falsos argumentos sobre este tema. Todos sabemos que delinquir sale barato en nuestro sistema, y todos sabemos que es un problema de primer orden en la ciudad. Que se olviden de ideologías para esto y se pongan de acuerdo. Urge que los ciudadanos volvamos a sentirnos seguros. Sobran excusas. Falta determinación.