Uno de los éxitos del procés fue el relato, también el visual. Y el 1-O el gobierno de Mariano Rajoy le sirvió la victoria de la propaganda estética en bandeja al independentismo. El presidente prometió que no habría urnas ni papeletas y que ese referéndum ilegal no se celebraría; pero hubo de todo. Y ante la frustración por la poca eficacia de sus servicios de inteligencia para detectar dónde estaban "las putas urnas" y la gracia e ingenio de personas anónimas para proteger su esperanza (votar), ordenaron cargar contra gente pacífica y desarmada. Desde luego pueden haber muchas interpretaciones sobre lo sucedido el 1-O, pero los hechos sólo son unos. Negar lo que medio mundo vio con sus propios ojos como pretendió hacer el ministro de exteriores Alfonso Dastis en la BBC, calificando de manipulación las imágenes (grabadas por la propia cadena británica) de violencia y agresión por parte de las fuerzas del estado fue lo más patético, ridículo y catastrófico que se le pudo ocurrir para sofocar el incendio.  

La imagen internacional de España, de la democracia española, estaba herida y nadie sabía cómo cortar la hemorragia. En un estado de derecho, el uso de la fuerza gratuita siempre debilita al que la practica y la causa que defiende (aunque esta sea justa). Cedida por un gobierno que subestimó el poder de la imagen como herramienta de comunicación política, la victoria hace un año fue del separatismo.

En cambio, ayer, en la conmemoración del 1-O en Barcelona, fue el independentismo el que le regaló la foto a los unionistas. Quizá fuera una minoría, quizá sólo engancharon pegatinas en la puerta modernista del Parlament de Catalunya, quizá eran infiltrados (según Carles Puigdemont, “si van encapuchados y usan la violencia no son del 1-O”); pero ese retrato en concreto se está celebrando y mucho entre los defensores del 155 porque gráficamente constituye la (única) prueba de que los separatistas son unos radicales. 

Hoy, más que nunca, al adversario se lo vence con propaganda visual. Y cualquier error en la logística estética puede tener consecuencias de lo más dañinas. Seguiremos pendientes de la siguiente pifia por parte de unos u otros. Ojo.