El ultimo censo realizado -no me pregunten como- dijo que en 2017 había 259.000 ratas. Según su potencial reproductor un par de estos animales podrían producir 1500 individuos en un año, a razón de entre 6 y 12 crías por camada, y se pueden reproducir cada 23 días, y las hembras entran en celo cada cuatro o cinco días.

Sí, les hablo de ratas en la ciudad de Barcelona. Cuando en estas páginas denunciamos que la acumulación de suciedad en los contenedores, y también fuera de ellos, los cambios que se introdujeron en la recogida de basuras en Sant Andreu, se nos tildó de derrotistas. Sin embargo, la cruda realidad está ahí y las elevadas temperaturas, tras las tormentas de primavera, y la falta de alimentos en la Barcelona subterránea ha llevado a miles de estos roedores a campar a sus anchas por la ciudad lo que conlleva un riesgo de salud pública y es el caldo de cultivo necesario para la proliferación de avispas, moscas, mosquitos tigre y de los otros, y chinches encuentren su hábitat natural.

La Agencia de Salud Pública no da abasto para controlar la situación. Las imágenes de plaza de Catalunya han colmado el vaso, pero la plaga está generalizada. Si en 2017 había más de un cuarto de millón, ahora la cosa puede ser bastante peor teniendo en cuenta la capacidad de reproducción. Las redes sociales dan caña al ayuntamiento, pero no parece que ni la señora Colau ni el señor Badia estén dispuestos a dar la cara. Ada Colau ante este problema no puede salir ni moviendo el esqueleto ni sonriendo. No estaría bien visto.

Se acuerdan cuando dijo la alcaldesa que el tema de la suciedad de Barcelona era una cuestión de percepción. Lo dijo en una entrevista a Jordi Basté que no pudo menos que mirarla con estupefacción. ¿Ahora diría lo mismo? Seguramente sí, porque en el argumentario de la alcaldesa no figura la expresión “reconocimiento del error”, ni “asumo responsabilidades” y parece que tampoco tenga sitio “vamos a poner en marcha una actuación quirúrgica para reducir su impacto”.

Para que no haya problema, lo mejor para Colau y para el desaparecido Eloi Badia, es ignorarlo. Que los barceloneses denuncien la situación les trae al pairo. La suciedad es una percepción y las ratas es culpa de la gente. La gerente de Salud Pública dijo en TV3 que la zona de Plaza de Catalunya es una zona “no fácil” porque se acumula mucha comida y señala a la “gente” por no ser consciente de que haya mucha comida. También dijo la responsable de la Agencia que no tienen constancia de que haya aumentado el número de roedores. Sugerencia, con cariño, si se acumulan desperdicios hay una fórmula para solucionarlo. Una fórmula que se lleva años ensayando con éxito. Y no es la de poner más controles, sino recoger la basura. Algo que por dejadez o incompetencia se hace de forma insuficiente en los barrios de Barcelona y en el centro de la ciudad.

Cada año la población del centro aumenta considerablemente. Por los turistas y por los barceloneses. Si aumenta habría que tener previsto un refuerzo de la limpieza. Pero el ayuntamiento se ha vuelto a refugiar en el concepto percepción. Lo ha hecho la gerente de la Agencia de Salud Pública. La alcaldesa y su regidor de referencia han hecho lo de siempre que hay un problema: mutis por el foro.