La alcaldesa de Barcelona ha ido a Nueva York para participar en la Cumbre del Clima. Ada Colau ha dejado dos grandes perlas. Nos ha contado que está más cerca de los activistas y que a Barcelona “se nos invita porque tomamos decisiones”. Como carta de presentación no está mal. Hay que reconocer que los activistas medioambientales han sido, y son, la punta de lanza para concienciar a los ciudadanos, y a los estados, de la necesidad de tomar medidas, Pero, señora alcaldesa, los que las toman son los gobiernos. España, según anunció el presidente Pedro Sánchez, pondrá 150 millones de euros para llegar al 2050 con cero emisiones. El gobierno da el paso flanqueado por grandes empresas que han cerrado filas desde CaixaBank hasta Iberdrola pasando por Agbar o Banco de Sabadell, y se han comprometido -con dinero off course- para evitar que el planeta sea una entelequia para las futuras generaciones.

Y dice Colau que nos invitan porque se toman decisiones. La cosa suena a palabrería hueca cuando las decisiones son Barcelona Energía y las supermanzanas. Las supermanzanas son un parche que aporta más bien poco y sacar pecho con Barcelona Energía es incompetencia, desconocimiento o, simplemente, defender lo indefendible intentando aprovechar que en la cumbre mundial no tienen ni idea del mayor fiasco de la historia. Cómo puede la alcaldesa decir que Barcelona Energía es la carta de presentación de la ciudad, a sabiendas que ha sido un fracaso. Porque, señora alcaldesa, de energía verde, nada de nada. Es energía negra, incinerando basuras que no satisfacen las necesidades ni de las propias instalaciones municipales.

Si hay alguna medida interesante es la prohibición de circulación de coches contaminantes a partir del 1 de enero. Es una buena medida, pero me pregunto si alguien en el consistorio sabe que además del papel, que lo aguanta todo, será necesario llevarla a la práctica. Que muchas personas no podrán entrar en Barcelona con su coche y tienen pocas posibilidades de cambiarlo, y los servicios públicos no le aportan la solución mágica en su día a día.

Colau, además, ha tenido un protagonismo limitado en la Cumbre del Clima. Quería “lucirse” y la sombra de la política la ha dejado sin sol. O sea sin luces. Los Comunes están todavía renqueantes tras unas generales, municipales y europeas con resultados nefastos o catastróficos, sin olvidar los decepcionantes logrados en las autonómicas. Ahora afronta las generales en su peor momento. El “halo” de Colau no brilla como antes. La inseguridad de la ciudad se la llevó por delante, mientras el PSC ha cogido el toro por los cuernos. Su balance de gestión es más bien pobre, descontando los contenedores como solución habitacional, lo que no deja de ser un insulto a la inteligencia. Así las cosas, llega Iñigo Errejón y se plantea presentarse por Barcelona. Para Colau todo un problema porque ahora con quién se aliará, con Errejón o con Iglesias. Quizás sea su oportunidad para dejar lastre con Iglesias -sus relaciones no son buenas y no pasan por un buen momento- aunque con Errejón son toda una incógnita. La solución llegará en pocos días. Si Colau se equivoca puede ser la puntilla. Quizás la cumbre del clima sea uno de sus últimos postureos.