La política abstracta toma sentido cuando se le asigna un presupuesto. Todo lo demás es etéreo. Es interesante para la reflexión, pero carece de aplicación práctica si la reflexión o el análisis no termina en una concreción dotada con euros. De poco vale hablar una y otra vez de los problemas que nos acechan si no somos capaces de ponernos manos a la obra de forma inteligente para atajarlos.

Hablaba hace un par de semanas de movilidad y de que consideraba más que necesario pasar de la retórica vacía a las acciones inteligentes basadas en el sentido común en lugar de obrar siempre desde el apriorismo ideológico. Hoy me ratifico más que nunca en que es necesario mirar a largo plazo, tal como se está haciendo con soluciones como la conexión inteligente de garajes en la ciudad, pero me alegro de que el Gobierno de España haya decidido incidir también en el corto plazo. Me alegro de que haya decidido mantener y ampliar las medidas aprobadas hace ya tres meses para paliar los terribles efectos que la guerra de Ucrania sigue teniendo en nuestra economía.

Porque por más que nos hayamos medio acostumbrado al hecho de que tengamos una guerra a poco más de 3.000 km de Barcelona, la realidad es que sus estragos siguen haciendo mella en nuestra economía. El problema de la inflación sigue afectando a las empresas, a industrias, pero sobretodo a las familias. Los recientes cortes del gas y del petróleo por parte de Putin han agravado aún más una situación que, tras la pandemia, ya era complicada.

Y frente a esto era urgente hacer algo. El gobierno tiene el deber de proteger a las miles de familias vulnerables que les requieren a diario. La situación es cada día más complicada y por eso es necesario hacer un nuevo esfuerzo presupuestario por parte del Gobierno de España que en este caso redundará en beneficio de todos y cada uno de nosotros.

El esfuerzo presupuestario por parte del Gobierno de España es enorme, superior a los 9.000 millones de euros. En total, al final del 2022 el Gobierno de España habrá invertido 15.000 millones con los dos decretos contra los efectos económicos y sociales de la guerra.

Pero este nuevo decreto tiene una particularidad muy interesante para las grandes ciudades como la nuestra. La movilidad es crucial paras las grandes metrópolis, y la subida de los precios de los carburantes hace que muchos vuelvan a poner la mirada en el transporte público. Es cierto que todavía son muchos los trabajadores y trabajadoras que necesitan desplazarse de la ciudad a otras partes de la provincia en vehículo privado para poder trabajar. Es cierto que necesitamos seguir mejorando la conectividad de las ciudades con algunos polígonos a los que es misión imposible acudir mediante transporte público. Pero entre tanto, por lo pronto, se mantiene la rebaja de 20 céntimos por litro de carburante. Mantener esto hasta diciembre es una buena noticia para mucha gente.

No es menos cierto que el precio del transporte público también ha sido uno de los elementos que ha suscitado debate al hablar de movilidad. En este aspecto el Gobierno de España ha decidido establecer una rebaja directa del 50% de los abonos de transporte prestados por el Estado y de un 30% de todos aquellos títulos que sean gestionados por las comunidades y los ayuntamientos. En ambos caso, estará sufragado por recursos estatales.

Esta rebaja tiene un impacto directo en todos aquellos que utilizamos el transporte público. Desde el gobierno lo que se pide es, que las comunidades autónomas que lo consideren oportuno complementen esta rebaja con un 20% adicional para llegar a reducciones del 50% en todo el transporte público.

Insisto, particularmente me parece un esfuerzo que beneficia a todos aquellos que ya usan el transporte público y a aquellos que, teniendo posibilidad de moverse en transporte público todavía optan por el transporte privado y que quizá, con los precios del carburante al alza empiezan a optar por una movilidad más sostenible, y por el momento, más económica sin lugar a dudas. Insisto. Siempre y cuando sea posible para ellos desplazarse en transporte público.

Desde la Generalitat han tenido que salir a quejarse aunque sea con la boca pequeña. Como siempre. Según el vicepresidente Jordi Puigneró la medida del gobierno es “populista”. Pero aún y así ha decidido sumarse al esfuerzo del gobierno aportando ese 20% restante para llegar al 50%.  La verdad es que, si en efecto considera que facilitar la vida a aquellos que optan por el transporte  más sostenible es populista, no entiendo muy bien el motivo por el que se adhieren. Imagino que ver que el Gobierno de España lidera una política que mejorará los bolsillos de los ciudadanos le escuece tanto que antes de sumarse debe patalear e hipergesticular un poco.

En cualquier caso, lo más importantes es que hasta diciembre los títulos de transporte público van a costar la mitad. Tengo muchas ganas de ver hasta qué punto la variable precio hace que más gente utilice el transporte público. He oído muchas discusiones sobre el precio del transporte público. Veremos si finalmente la reducción del mismo implica más pasajeros que opten por lo público y renuncien al privado. De ser así, tendremos que abrir un debate serio sobre el precio del transporte público. Si no, como mínimo, habremos conseguido que muchas familias gocen estos meses de un pequeño ahorro en sus abonos de transporte. Que ya viene bien oigan, que las cosas no están como para rechazar que nos echen un cable. De esta tenemos que salir entre todos, y más importante aún, tenemos que salir todos.

Ya pueden salir los que hacen política de boquilla hablando de otras cosas para tratar de tapar la noticia, que aunque no les guste, cada vez que pasemos por la taquilla del metro para comprar un abono todos vamos a ver el resultado de la política dotada con presupuesto y nadie va a recordar sus grandes proclamas sobre otros asuntos destinadas únicamente a contrarestar el impacto mediático de los decretos contra los efectos económicos y sociales de la guerra.