La inseguridad es, desde hace tres años, el gran problema de Barcelona, según los últimos barómetros realizados por el ayuntamiento. Más de 500 delitos diarios se cometen en la ciudad y Ciutat Vella es el distrito que registra más incidentes. Las cifras, vergonzosas, indignan a los barceloneses y dañan la imagen internacional de la capital catalana.

La gestión de Albert Batlle como concejal de seguridad tensiona a comunes y socialistas. Los robos, los hurtos, las agresiones… se suceden día tras día en Barcelona y ya se sabe que los males de la capital salpican a las poblaciones más próximas.

Barcelona y El Prat de Llobregat eran, hace un año, las poblaciones más inseguras del área metropolitana. En L’Hospitalet y Badalona, por ejemplo, las estadísticas reflejan un descenso de los delitos. En Sant Coloma de Gramenet, en cambio, los hurtos se han disparado un 35% en el primer trimestre de 2021, donde también se han contabilizado dos homicidios (ninguno en 2020) y 10 delitos contra la libertad sexual (6 más que hace un año). Además, es la segunda población del AMB donde más crecen las infracciones penales.

Las entidades vecinales de Santa Coloma están preocupadas por el repunte de los delitos. En el Parque Nuevo de Santa Rosa los trapicheos son habituales y muchos vecinos recuerdan que su ciudad ya vivió capítulos muy duros en los años 80. La socialista Manuela de Madre se volcó para solucionar una problemática que, ahora, niega Núria Parlon, una alcaldesa que mira hacia otro lado para frustración de los ciudadanos cuando debería hacer todo lo contrario y ponerse las pilas. Sin seguridad, no hay libertad. Ni progreso.