Mucha gente lo primero que hace al despertarse es mirar cuantos mensajes ha recibido en el teléfono móvil durante la noche. Para muchos adolescentes es enormemente más grave perder la conexión wifi que las llaves de la moto. No es de extrañar, por tanto, que la celebración del Congreso Mundial del Móvil (MWC) en Barcelona sea un evento de gran impacto en la ciudad. 

Unas cien mil personas de todos los rincones del mundo se desplazarán a los pabellones donde las grandes marcas presenten sus nuevos smartphones. En las aulas de las universidades habrá bastantes sillas vacías porque sus ocupantes estarán sacándose unos euros preciosos trabajando como azafatos/as, camareros, vigilantes, chóferes o en atención al público que asista al Congreso.

Nadie de allí dentro les recordará que detrás de esos maravillosos teléfonos móviles hay bastante sangre, sudor y lágrimas. Esos aparatos que cada vez ofrecen más prestaciones necesitan de unos componentes y de un proceso de fabricación del que sabemos bien poco. En la obtención de aquellos y en las líneas de producción de las fábricas se vulneran derechos humanos fundamentales de ciudadanos de países muy alejados del nuestro.

La lista es larga. Minas inseguras, sobretodo pero no sólo en la República Democrática del Congo, donde muchos niños se juegan la vida y a veces la pierden para conseguir los minerales que precisan nuestros teléfonos y ordenadores. Vertederos donde van a parar cuando ya no funcionan y que intoxican a las gentes que viven en sus proximidades, en países africanos o asiáticos. Empresas chinas y de otros países asiáticos donde trabajadoras y trabajadores se dejan la salud ensamblando por unos sueldos de miseria los componentes de esas proezas de la tecnología.

De todo eso, y de los trucos de las grandes firmas para que la vida de los teléfonos tenga un límite que obligue a cambiarlos periódicamente –obsolescencia programada es el nombre técnico- , se hablará en el Congreso Social del Móvil que se celebrará el martes 27 y el miércoles 28 en el Pati Manning. Es la tercera ocasión en que los activistas de Setem y otras asociaciones comprometidas en esta causa, dan a conocer la otra cara de la moneda del Congreso oficial.

Vivimos en la sociedad en que nos ha tocado estar y no vamos a cambiar el sistema capitalista de un día para otro. Bueno es que el Congreso Mundial del Móvil se celebre en Barcelona y me van a oír si algún día se va a otro país por la incompetencia o la estulticia de algunos de nuestros gobernantes.

Pero pasarse por el pati Maning este martes o/y miércoles es una buena idea para ver que no es oro o coltan todo lo que reluce y que otro Congreso del Móvil es posible.