La alcaldesa Colau está hiperactiva a la busca del espacio perdido por los Comunes. La crisis de Podemos en España, la crisis de los Comunes con la marcha de Xavier Domènech y las tensiones con el sector más independentista del partido obligan a la primera edil a redoblar esfuerzos para tener un hiper protagonismo. Si los Comunes no gobiernan Barcelona en mayo, su liderazgo quedará en entredicho en un partido que puede sumergirse en una crisis de imprevisibles consecuencias. Mantener la alcaldía no es un objetivo político, es la tabla de salvación para un proyecto que no pasa por su mejor momento.

Los Comunes se han convertido en un partido metropolitano. Más allá de Barcelona, su área de influencia su presencia es en muchos casos testimonial. Fuera de la Ciudad Condal, los Comunes son una amalgama de tendencias que conviven con dificultades. Una derrota electoral agudizaría estas tensiones que, si van acompañadas por la pérdida de Barcelona, agravarían la situación exponencialmente. Para evitar este colapso, Colau ha cogido la bandera en primera persona convencida de que es el valor añadido que necesitan los Comunes para revertir la tendencia.

Por eso, la alcaldesa Colau ha multiplicado sus apariciones en televisión. No ha dudado para mejorar su imagen además de hablar de política sumar su faceta personal como sucedió en La Sexta este pasado sábado cuando sus hermanas opinaron en una “entrañable” conversación sobre la primera edil en un contexto almibarado. No es la primera vez que lo hace y no dejará de hacerlo. Necesita dulcificar su figura y acercarse a la gente. Un paso obligado para hacer olvidar algunos desaguisados de su gestión, que no han gustado precisamente a los suyos.

Como los Comunes han quedado orillados por la bipolarización entre independentistas, socialistas y la derecha española, entre otras cosas por la desaparición de Iglesias y la incandescente pugna interna, ha desplegado una intensa actividad. Lidera actos políticos junto a los independentistas para evitar una fuga de votos en este sector y envía cartas a Europa opinando sobre la situación política al tiempo que erigirse en una figura moderada que sólo con la negociación se podrá superar el escollo para presentarse de adalid de estos sectores ciudadanos que no son independentistas pero que ansían un punto de encuentro. Todo sea por no perder comba.

La tercera pata de la actuación de Colau pasa por impulsar una intensa actividad política, y publicitaria, en el consistorio. Después de cuatro años, recuerda que gobierna la ciudad. En tres meses parece que la alcaldesa intente poner remedio a la inacción política de esta legislatura. Promete dentistas gratis, se empecina de nuevo en la fracasada funeraria, anuncia la unión del tranvía por la Diagonal o presenta un ambicioso plan de vivienda, y un largo etcétera.

Colau quiere ser la novia en la boda y el muerto en el entierro. Sabe que se la juega y se la juegan los Comunes. Les auguro empacho de Colau de aquí a mayo. Se utilizará como su “mejor arma” para dar la vuelta a una situación que se antoja compleja. Ada Colau sabe que si el 26 de Mayo no es la novia en la boda solo le quedará la otra alternativa, ser el muerto en el entierro.