Saben que vivir de su cuento está llegando al final. Que el camelo de sus ideas ya no cuela porque resultan absurdas e insoportables. Y que su fanatismo ha fracasado y fracasará todavía más. Por ello, malbaratarán otro medio millón más de euros en lo que llaman “transversalidad de género”, “comunicaciones inclusivas” y otras ridiculeces y memeces. Palabrería hueca que usan para estigmatizar e insultar a los adversarios ideológicos y a la ciudadanía disconforme con sus intentos de reeducar las mentalidades con sus métodos y modales absolutistas. 

Quienes les votaron para gestionar y no para enredar, adoctrinar  y complicar la vida y la ciudad, están desengañados y cansados de ver que predican su odio, frustraciones y resentimientos en nombre de las mujeres como si representase a todas y no sólo a sí mismas, que son minoría. Echan de comer otra vez a la cooperativa que montaron para dictar las políticas alimentarias y contra el consumo de carne en Barcelona. Entonces fueron 45.000 euros que acabaron en la basura tras dictar lo que hay que comer, según su empanada mental. Ahora le han añadido un cero “para el despliegue de la transversalidad de género en los distritos”, y reeducar a los barceloneses “en el concepto de igualdad de género”. Y de paso, sobrecargar las nóminas municipales con un “controlador” en cada distrito. En realidad, diez comisarios políticos más, como los de sus amistades de Cuba, Venezuela y otras dictaduras populistas. Todas ellas ultramachistas y homófobas, por cierto. 

Como la verdad lleva su tiempo en aparecer, ahora se ve que el nuevo despilfarro se suma a aquel abrevadero llamado Centro de Nuevas Masculinidades. Lo inauguraron Colau y su camarada Laura Pérez para reeducar en “imaginarios distintos de lo que significa ser hombre” a los varones “duros e incluso agresivos”.  Como la fe y los bolsillos de la comunada se basan en poner nombres a las incertidumbres y a la sopa de ajo para retardar la desembocadura final de su decadencia, su impotencia y su propaganda son cada vez más belicosas y más insultantes para la inteligencia. El Ayuntamiento más inculto, menos preparado y más lleno de impostores que se recuerda se obstina en dar lecciones para contaminar la mentalidad de la ciudadanía y en inyectar consejos que para sí no tiene. Es el delirio psicótico propio de trastornos de personalidades disociadas como la de algunas de sus lideresas. 

Cada vez más al borde de su marasmo moral, sólo hay que observar el rostro avinagrado de la alcaldesa en los últimos actos a los que se ha visto obligada a asistir, como son la Copa América de Vela y el 175 aniversario del Liceu. Ella, que tanto aborrece los deportes, la música y la cultura que considera elitistas. Su gesto ha sido tenso y su mirada huidiza en estos acontecimientos que dignifican a la ciudad y empiezan a recuperar su alegría y prestigio perdidos. Contrastan con su desbordada cara de alegría cuando ocupaba pisos municipales e hizo filmar su gesta como una vedette ante la cámara. Ya se presentó como Ada ante las víctimas de una actividad delictiva que después llamó activismo con toda su caradura. Así que lecciones, mejor ninguna. O ignorarlas y desobedecerlas todas, como ella ha hecho toda su vida.