La Modelo tiene los días contados. El 8 de junio cerrará definitivamente sus decadentes y deprimentes instalaciones y la suya será una necrológica muy celebrada por los vecinos de l'Eixample, después de décadas de reivindicaciones y falsas promesas.

Con la demolición de la Modelo, inaugurada el 9 de junio de 1904 como una prisión vanguardista, se finiquitará una parte de la historia de Barcelona, una vida longeva con un relato truculento que vivió sus capítulos más atroces tras la Guerra Civil y durante la Transición. Concebida para acoger a 700 reclusos, su capacidad se multiplicó en los periodos más críticos y entres sus barrotes estuvieron personajes famosos como Salvador Seguí, Salvador Puig Antich, Lluís Companys, El Vaquilla, Daniel Rojo y Javier de la Rosa.

La Modelo, que vivió una fuga masiva en 1978, fue sinónimo de masificación, degradación, droga y miseria. Las condiciones de vida fueron denigrantes, impropias de un país desarrollado, nada que ver con las prestaciones de los nuevos centros penitenciarios. En sus celdas sólo se congregan hoy 398 presos, la mayoría preventivos.

Barcelona ganará dos manzanas en una zona céntrica de la ciudad y el Ayuntamiento debe consensuar su futuro con los vecinos, quienes reclaman una zona verde, equipamientos y un espacio para honrar la memoria del centro penitenciario más importante de la ciudad.

El Ayuntamiento ya ha dado luz verde a la construcción de una escuela que impartirá sus clases en barracones a partir de septiembre, una apuesta simbólica que debe tener continuidad. Los vecinos quieren tutelar todo el proceso y recuerdan que l'Eixample tiene el índice más bajo de equipamientos por metro cuadrado de Barcelona.