Había una vez un arquitecto divino que se encargaba de reformar y restaurar obras de Lluís Domènech i Montaner, insigne colega. Una de ellas, el Palau de la Música, le produjo más de un dolor de cabeza. Hasta el punto que fue a declarar como testigo en el caso que lleva el nombre del auditorio modernista (ampliado con dinero de Ferrovial) y que supuso la condena de, entre otros, el tesorero de CDC Daniel Osàcar. Sin olvidar su implicación en el proyecto del hotel situado enfrente y que, gracias a las presión ciudadana, quedó finalmente aparcado.

Las relación de Tusquets con Félix Millet y Jordi Montull era por todos conocida (sin olvidar una comida junto a José María Aznar donde se pedía más dinero para el malogrado proyecto hotelero). Pasada la tormenta, Óscar Tusquets mueve los hilos en el Col·legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya (COAC) mediante el apoyo a la candidatura unionista encabezada por Ricardo Gómez Val (antiguo colaborador en su despacho). Supuestamente para eliminar el sesgo independentista del actual presidente: Lluís Comerón. Por cierto, afirman —sin encontrar ninguna contradicción— que lo hacen para acabar con la politización del organismo. Ya solía decir Franco aquello de “hagan como yo y no se metan en política”. Por cierto, el tío de Oscar, el sacerdote Joan Busquets, fue el creador del Archivo de Salamanca (además de mano derecha del general Mola y confesor de Carmen Polo).

Tusquets se deberá aplicar a fondo para convencernos de su equidistancia. Sobre todo, tras confesarle a la periodista Susanna Griso en Antena 3: “Es preocupante que amigos de toda la vida no estén dispuestos a cambiar de idea sobre la situación catalana”. Uno podría preguntarse: ¿y por qué no cambia usted? ¿Estaría dispuesto? Pero claro, el error siempre está en los demás (como, también, los nacionalistas son siempre los demás). Durante la entrevista aprovechó para ensalzar ese fetiche llamado Tabarnia.

Antes, en 2010, Tusquets firmaría el manifiesto “Con Cataluña, con España”, junto a Albert Rivera, Albert Boadella o Arcadi Espada. En octubre del año pasado recogía el premio Interiores en Madrid, convocado por la revista del Grupo Planeta (el mismo que controla Antena 3). Aprovechó para criticar los pitidos al himno español y a la corona; así como para recordar que “Madrid no nos roba”. Efectivamente, Félix Millet o Jordi Montull estaban más cerca. Como ven, si gana su candidatura se habrá acabado con cualquier tipo de politización en el COAC. Reinará una diáfana y minimalista asepsia. Una vuelta al orden.