El Ayuntamiento de Barcelona está paralizado. Es una afirmación contundente, sin duda, pero es falsa. El Ayuntamiento en plena pandemia ha decidido cobrar a los barceloneses la tasa de cementerios, y encima la ha doblado. Como ven nuestro consistorio está en plena forma cobrando a los ciudadanos una tasa que visto el trabajo realizado en los últimos años por el responsable municipal en la gestión de los cementerios, el ínclito concejal Badia, deja mucho que desear. No digo que no se tenga que cobrar esta tasa, pero Badia, por cierto aún no cesado por Colau, debería explicar por qué sube el doble y se cobra en medio de una situación de colapso generalizado. Con esta ya son muchas las acciones de Badia que deberíamos analizar. Esta es la última, la penúltima su anuncio a bombo y platillo de la bajada del recibo del agua. Dijo que el recibo bajaría, pero con la inclusión en el mismo de la tasa municipal de alcantarillado, la de recogida de residuos sólidos, la metropolitana de Tratamiento de Residuos, la rebaja es un oxímoron. Una nueva mentira de Badia.

En la última década, el precio del agua apenas sube en Barcelona. Un mísero 0,3%. Sin embargo, las tasas municipales han aumentado un 86,1% y la metropolitana un 25,4%. Y Badia sin dar respuestas y menos explicaciones. Igual que con los cementerios. Ha doblado la tasa sin avisar, con una gestión más que penosa. Recuerden que todavía hay ciudadanos que no han podido encontrar a sus seres queridos tras el derrumbe de los nichos.

El Ayuntamiento desde que empezó la pandemia está atenazado. Ni una sola medida con cara y ojos para dar respuesta a los barceloneses, y eso que el Real Decreto aprobado por el ejecutivo de Pedro Sánchez abre la puerta a los consistorios a endeudarse. La alcaldesa está en fuera de juego. No ha dicho una palabra de los impuestos al comercio, de la tasa de terrazas, tampoco sobre si el consistorio pagará a sus proveedores para ayudarles en este momento… Y de ayudas a los alquileres silencio sepulcral. La gangrena es una enfermedad que provoca la putrefacción de los miembros. El PSC no puede mantener más el silencio y debería dar un golpe sobre la mesa. Porque si no lo hace corre el riesgo de que la gangrena también les afecte a ellos. Y mientras Badia sigue ahí, subiendo tasas y mintiendo a los ciudadanos. ¿Hasta cuándo señora Colau? No parece que haya bastado separarlo del núcleo duro, Badia es un problema y hay que atajarlo. Sino se gangrena.