Uno de los lugares más comunes de la política en Cataluña, los últimos años, es la presencia cada vez mas pública de los vividores. No crean que es una especie nueva. En nuestra tierra han existido desde antes de Franco. Aunque siempre, incluso hasta hace pocos lustros, habían tenido una vida sumisa al poder. Seamos sinceros, disimulaban.

En la época líquida actual donde todo son redes, imagen y ego, han salido de su madriguera para alimentarse de lo publico de una forma mas voraz. Ya no son solo aquellos funcionarios oscuros que gracias a un apellido familiar, un ejemplo Ernest Maragall entrando, sin estudios, en el Ayuntamiento franquista en los años 60. Una vez allí se saco la carrera con más de 30 años. Ahora son personajes tanto televisivos, como Toni Soler, Risto Mejide o Empar Moliner, o políticos, como la líder de la ultra izquierda - esa vaga que nunca ha trabajado pero da lecciones de trabajo - Ada Colau, o los gobernantes de la ultraderecha – tampoco conocido trabajo fuera de la subvención o la colocación familiar - como Quim Torra. O el mismo político preso Oriol Junqueras – cuyo pasado heráldico siempre ha estado bien ocultado -. Todos ellos serían anónimos en una sociedad democrática basada en el esfuerzo.

Todos vividores de lo público, de la famiglia, de la colocación, de los contactos, del poder. Con Alfonso XII, todos monárquicos. Con Franco, franquistas. Con Pujol, independentistas. Tipos vulgares que sin el poder, sin un régimen fuerte y de ultraderecha serían simples palomas oscuras al viento. Los regímenes "dictablandos" se caracterizan por pseudo ejercer la democracia impidiendo las mismas opciones a todos sus ciudadanos. Allí radica su fuerza. Engendran unos personajes vividores del sistema que son el tapón de la democracia completa, es decir la misma oportunidad para todos.

Porque no debemos olvidar que muchos de aquellos que glosan la bella palabra de origen griego "democracia" – poder o fuerza del pueblo - lo hacen olvidando que su principal diferencia con otros sistemas políticos no es sólo el voto, el sufragio universal. Es algo más sencillo. Simplemente que todos tengamos las mismas oportunidades. La fuerza del pueblo, el poder del pueblo, está en que todos podamos tenerlo.

Y está claro que en Cataluña y, cada vez más, en Barcelona, la vida pública es solo de unos. No de todos. ¿Cuántos altos cargos o hasta candidatos no son de la famiglia?. Si incluso, quien fue vendido como novedad, el francés Manuel Valls, lo es. Al final, los vividores, nuestros vividores son siempre famiglia. En Sicilia y Calabria, para su desgracia etimológica, saben que eso sí lo han inventado en Cataluña. La famiglia es ya una palabra totalmente catalana.