A todos los que vivimos en Barcelona no nos iría mal que se decretara una semana de fiesta por fuerza de causa mayor y pudiéramos desaparecer del mapa del 1 al 5 de octubre.

Nos van a dar la brasa toda la semana, no lo dudéis. Nos harán creer -una vez más- que somos pocos, unos sádicos, criminales y violentos por no estar con ellos en la calle defendiendo sus delirios. El año pasado lo teníamos muy claro, que no se nos olvide ahora. 

Nada de ir por la calle con la cabeza gacha, quienes lo han roto todo, incluso lo más sagrado, las familias, han sido ellos con sus campañas de mentira y de odio durante años y años.

Nada de ir por la vida sintiéndose culpable por lo que ha ocurrido, quienes se han saltado todas las leyes y han pisoteado a más de la mitad de la población han sido ellos.

Hay que resistir. Y cuando tengáis dudas en vuestro corazón, recordad: 

  • 6 y 7 de septiembre en el Parlament 
  • 20 de septiembre a las puertas de la Conselleria
  • 1 de octubre en los colegios (después de los 1000 y 1 avisos)
  • 3 de octubre en las carreteras 
  • TV3 todos los días 
  • La tensión generada por las declaraciones de los líderes del Prusés

Y recordad que mientras todo esto sucedía, para los medios y los políticos, el resto parecíamos no existir. Ese es el respeto que nos tienen, no lo olvidéis. 

Lo que tiene que pensar la #gentdepau, que la semana pasada estaba haciendo un remember en la Conselleria de Economía, y la que viene estará hasta en la sopa, es si todo esto ha valido la pena. Si han avanzado aunque sea un milímetro. Si ha valido la pena para las familias de los que están encarcelados, especialmente para sus hijos. Si ha valido la pena para nosotros, si ahora somos más familia que antes. Si Cataluña está más unida que hace unos meses. Porque ese sería un buen indicador. Porque, si no ha valido la pena, ¿para qué ha servido entonces?

Para quien ha valido la pena, y mucho, es para el que está en Bruselas, ese que vive a cuerpo de rey y a costa de la caja de resistencia. A esa harían bien los medios en cerrarle el grifo. Es como cuando un animal se siente acorralado, es entonces cuando más violentamente ataca. Pues así de peligroso es Puchi ahora.

Ha pasado un año y están un poco más cabreados, un poco más cansados, y un poco más cerca de la frustración final, que será el momento en que saltará todo por los aires. Todo menos Bruselas y el Parlament. Eso seguirá en pie, y sus gentes seguirán untadas como siempre.  

En fin, Pilarín! Cabeza bien alta y a tener muy presente que lo único que tiene de diferente la semana que viene del resto de semanas del año, es que recordaremos que hace un año un grupo de déspotas intentó someter a un pueblo para hacer realidad sus deseos. Y que gracias a que ese pueblo se puso en pie y decidió luchar, aquella operación de sometimiento se vio truncada. 

Por eso queremos fiesta en Barcelona, para no tener que soportar otra vez a esos déspotas que embellecerán su actitud tiránica convirtiéndola en la lucha de un pueblo oprimido contra unos opresores movidos por el odio, que somos nosotros.