“Es la economía, estúpidos”, fue una frase muy utilizada durante la campaña electoral a la presidencia de los Estados Unidos de 1992 por el entonces candidato del Partido Demócrata, Bill Clinton, que como todos sabemos, ganaría esas elecciones, convirtiéndose en Presidente. Su rival en aquellas elecciones, por parte del Partido Republicano era George W.Bush, quien ostentaba la presidencia en ese momento y gozaba de gran reconocimiento y popularidad, llegando a índices de hasta un 90% de aceptación, un récord histórico, fundamentalmente debido a sus éxitos en política exterior, como el fin de la Guerra Fría y la Guerra del Golfo Pérsico.

Clinton señaló que su estrategia de campaña debía enfocarse sobre las cuestiones relacionadas con la vida cotidiana de los ciudadanos y sus necesidades más inmediatas. Precisamente, es lo que llevamos haciendo desde el principio del mandato en el Grupo Municipal de Ciutadans en el Ayuntamiento de Barcelona, haciendo oposición al desgobierno de Colau y el PSC, con el apoyo inestimable de ERC.

El desgobierno de este “tripartito de facto” se ha olvidado completamente de resolver aquellos aspectos que inciden directamente en el día a día de los barceloneses, y no nos engañemos, todos ellos tienen que ver de una u otra manera con la economía, ya sea la de los bolsillos de los ciudadanos o la de las propias arcas municipales.

La falta de seguridad, o mejor dicho, la inseguridad en la que la ciudad sigue instalada y estancada, afecta directamente a la economía, perjudicando gravemente a la imagen de la ciudad. En el resto de España y en el conjunto de Europa se ha instalado la imagen de que Barcelona es una ciudad donde no se puede disfrutar de unos días de descanso, sin tener que vigilar que alguien te robe la cartera o el reloj, sin que el concejal Batlle haga absolutamente nada por solucionarlo. Se han instaurado los botellones masivos en nuestras playas con el consentimiento del desgobierno. Tampoco ayudan demasiado las imágenes de contenedores quemados, cada dos por tres, sin que haya un rechazo explícito por parte del desgobierno, más bien al contrario, en ocasiones se han alentado, de la misma manera que se ha promovido la turismofobia, tratando a los turistas prácticamente de delincuentes y dando la sensación de que no son bienvenidos a Barcelona. Todos estos factores propician que muchas personas se lo piensen dos veces antes de visitar nuestra ciudad, perjudicando a los comerciantes, restauradores, autónomos y pymes de la ciudad que ven como afecta directamente a sus ingresos, ya muy perjudicados por la pandemia y por la falta de ayudas de las administraciones públicas, incluida la municipal. Por tanto, la inseguridad o la turismofobia, son la economía, estúpidos.

La marca Barcelona está por los suelos y degradada. La ciudad ha dejado de ser atractiva para celebrar grandes eventos nacionales e internacionales. Estos días celebramos el día del Orgullo y defendemos los derechos de las personas LGTBI. La realidad nos dice que la ciudad y este equipo de desgobierno ha sido incapaz de traernos la celebración del Europride, tal y como llevaba el PSC en su programa electoral. En 2022 se celebrará en Belgrado, cuya candidatura pasó por encima de la nuestra. Tampoco se puede decir que este desgobierno haya apostado firmemente por un evento tan importante como el Mobile. Las constantes declaraciones y dudas han sembrado en los organizadores la idea de irse de Barcelona después de año 2024. La celebración de eventos internacionales sirve para recuperar la marca BCN y para configurar una reactivación económica más rápida para todos, ciudadanos y ayuntamiento. Los eventos internacionales, también son la economía, estúpidos.

Otro de los aspectos importantes de este desgobierno es la capacidad para crear problemas donde no los hay, como por ejemplo con la movilidad. La instalación de bloques de hormigón, cojines berlineses o superillas a diestro y siniestro, sin planificación ninguna y muchas veces sin consultar ni consensuar con los vecinos, ha afectado directamente a su bolsillo. Los comerciantes y los restauradores sufren esta mala política, hemos visto imágenes dantescas de terrazas como si fueran auténticos zulos. La movilidad afecta tanto a los trayectos interiores dentro de la propia ciudad como al desplazamiento de aquellas personas que vienen de municipios del área metropolitana, que se lo piensan dos veces antes de venir a Barcelona a pasar un día, perjudicando a los ingresos y la facturación. La movilidad también es la economía, estúpidos.

Colau ha decido dar la callada por respuesta, en cambio Collboni y sus palmeros (PSC y otros) nos quieren vender una realidad que no existe. El PSC vive en su mundo propio donde no hay robos, ni botellones masivos, ni okupas, ni asentamientos irregulares, donde el “porta a porta” de Sant Andeu es un éxito rotundo y no hay ratas, donde el Hermitage ya funciona o ya se ha ampliado el aeropuerto de El Prat, donde no han cerrado mas de 5 mil persianas de comercios, donde los jóvenes tienen trabajo o no existen las colas del hambre que tiene que solucionar entidades como Cáritas o Cruz Roja, y donde Barcelona es un referente europeo y mundial.

En Ciutadans vivimos en la realidad, sabemos los problemas que tiene la ciudad y los afrontamos, por ello hemos presentado planes con soluciones a estos problemas que el desgobierno no ha querido ni escuchar ni debatir. Por ello, somos un grupo municipal incómodo, hablamos claro y eso molesta. Pero por más que les pese, ahora les decimos que “Es la Economía, estúpidos”.