Que el independentismo utiliza la más mínima oportunidad para cargar contra España no es una novedad. En este último pleno del Ayuntamiento de Barcelona Junts per Catalunya y Esquerra Republicana han vuelto a plantear proposiciones con un único propósito, ensuciar el nombre de nuestro país. Es cierto que no es la primera vez que el independentismo utiliza el pleno del Ayuntamiento de la ciudad condal para plantear proposiciones que nada tienen que ver con los intereses de los ciudadanos, pero esta vez ha sido más rocambolesco si cabe. Afirman que el gobierno español se ha dedicado a espiar al independentismo utilizando al CNI de forma ilegal. Pero, ¿hay alguna prueba de que esto haya sido así?

Se publicó hace unas semanas un artículo en el que se decía que, según Citizen Lab, Torrent figuraba en una lista de un centenar de casos en el mundo atacados de forma indiscriminada mediante la vulnerabilidad de Whatsapp. Roger Torrent decidió entonces cargar directamente contra España responsabilizándolos sin tener más evidencia aparente que esta, y después el independentismo en masa decidió atacar sin cuartel a España desde cualquier espacio disponible. Uno de ellos el Ayuntamiento de Barcelona

La información que maneja el independentismo es esta. No parece a priori que tengan más datos que estos, pero el independentismo, ante la sospecha de cualquier cosa, decide hacer responsable al gobierno de España por más que no dispongan de pruebas concluyentes. Cualquier inferencia, por retorcida que sea, es suficiente para atacar a España.  

El Gobierno español afirma que la intervención de las comunicaciones, como en cualquier estado de derecho, se desarrolla por orden judicial. Afirman que el CNI actúa siempre con plena sumisión al ordenamiento jurídico y con absoluto respeto a la legalidad vigente. Además, las acciones del servicio secreto están siempre supervisadas por un magistrado del Tribunal Supremo, pero eso parece ignorarlo deliberadamente el independentismo en el momento en que se dedica a exigir responsabilidades políticas desde el Ayuntamiento de Barcelona evidenciando que se encuentra en campaña electoral permanente.

Quienes más hablan de derechos olvidan una y otra vez que el Estado de Derecho es también respetar la presunción de inocencia y establecer acusaciones fundadas. Acusar sin pruebas es siempre una mala idea, y lo es todavía más cuando eres cargo público. No podemos permitir este tipo de acusaciones que solo buscan difamar. No podemos normalizar que el independentismo acuse al gobierno de España sin que exista la más mínima evidencia. 

Desde el separatismo intentan hacer de este supuesto espionaje un asunto político, pero no lo es. Si hay personas o grupos políticos que tienen la certeza de haber sufrido un ciberataque que lo denuncien donde corresponde. Ellos mejor que nadie saben que el Estado de Derecho funciona con independencia de quien sea el artífice del delito. Que vayan a los tribunales y diriman esta causa, pero que dejen de utilizar las instituciones para hacer política de confrontación de manera sistemática. 

El independentismo trata de mostrar a España como un Estado poco democrático, pero la realidad es muy distinta. Es importante recordar que España es una de las democracias más reconocidas del mundo y que tiene un historial muy positivo en el tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, cuenta con un historial de condenas muy inferior al de grandes países como Francia, Italia o Reino Unido. 

Para muchos la política municipal no es más que un escaparate más para sus reivindicaciones políticas. Por eso Ernest Maragall afirmó en el momento en que se veía alcalde de Barcelona que nuestra ciudad iba a ser “la punta de lanza del independentismo”. Desde la oposición su intención es la misma. Por eso malgastan tiempo y proposiciones en abordar temas que o bien no son competencia del Ayuntamiento o bien simplemente no tienen nada que ver con los intereses de los barceloneses pero son extremadamente interesantes para sus delirios secesionistas. 

A estas alturas pedir que dejen de lado aunque sea por un tiempo su obsesión separatista es algo que parece imposible, incluso en este momento en que parece complicado no entender que la unidad es más importante que nunca para abordar los problemas que tenemos entre manos. Con lo que hemos pasado y con lo que nos viene es una vergüenza que algunos se dediquen a mantener sus reivindicaciones identitarias por encima de todo lo demás. 

La situación de la ciudad sigue siendo complicada. En el barómetro de la ciudad hemos podido observar que en Barcelona sigue preocupando muchísimo la inseguridad, y que la percepción de la situación económica es más que preocupante. Quizá si todos nos dedicáramos a debatir sobre lo que preocupa a los barceloneses podríamos llegar a acuerdos que beneficiaran a los ciudadanos olvidando aunque sea por un tiempo la guerra de trincheras en la que nos tienen instalados.